La MUD nunca pierde y cuando pierde arrebata, por Hugo Cabezas
La MUD ha demostrado ser resistente al cambio. Los principios dialécticos están desterrados de su actuación. Permanece aferrada a un imposible, como lo es sacar a Nicolás Maduro de la Presidencia de la República. No logra entender que, la acción política va más allá de la filosofía política; y no logrará entenderlo nunca, porque tiene una visión plana, “chata”, como se dice popularmente, de la Venezuela de hoy. Carece de un estudio valorativo de nuestra Venezuela. Carece de teoría política, para explicarse lo que acontece en el país. En otras palabras, el oposicionismo venezolano, asociado en la MUD, por ser huérfana de principios políticos no logra describir y darle explicación a los interesantes hechos políticos que ocurren en el escenario nacional. Se ha quedado en la abstracción. Actúa como un mimetizado.
Al actuar de esta manera, el oposicionismo venezolano (la MUD) ha hecho de la política solo una praxis, relacionándola de manera exclusiva con el poder, el poder lo es todo. Por ello, los problemas estructurales que hoy tiene la sociedad venezolana, no son sus problemas, no les interesa, y no les puede interesar porque, para ellos, problemas sobre cómo definir la transición de la Venezuela rentista a la Venezuela productiva, no están planteados; la organización del pueblo, como sujeto fundante de la democracia, no lo han imaginado; la defensa de la soberanía y libre determinación de la Patria, no les preocupa; el calentamiento global, la paz, el armamentismo nuclear con intenciones bélicas la guerra como acto de dominación, el terrorismo, no están entre sus prioridades; el crecimiento de las desigualdades, la inequidad, las injusticias sociales, no les preocupa. Su obsesión es el poder, por el poder mismo, ese es su único fin.
La MUD, nos recuerda aquella frase: “Jalisco nunca pierde, y cuando pierde arrebata”. A la MUD, no se le está pidiendo que se “raje”. Sería irrespetuoso hacerlo y, en política, por razones éticas, hay que respetar al otro. Cuánto le ha costado entender que perdió. Que la euforia (en su más amplio sentido) que le generó el resultado del 6D, rápidamente se disipó, fue efímera. Alegría de un rato, decimos los trujillanos.
Cuando, desde el Gobierno, invitamos al oposicionismo a dialogar, lo hacemos pensando en el país. Conscientes estamos que hay una situación de crisis, la cual, para bien del pueblo venezolano, debemos resolver, cuya solución requiere, a nuestro modo de ver, imaginar una nueva política, una nueva forma de hacer política, una nueva cultura política.
Para nosotros, se trata de refundar la Patria. En ello estamos y andamos. Por ello, cuando llamamos a la MUD al diálogo, la llamamos al debate. Al debate libre y creativo, al debate que nos conduzca a encontrar nuevos principios de lo que somos y lo que queremos ser. La MUD, tiene la pelota en su cancha. Ojalá, y no se “raje”; ojalá, y no sienta que volvió a perder; porque, cuando ello ocurre, arrebata.