Ismael Mercado // El club de los inconformes
«Deja que los perros ladren Sancho amigo, es señal que vamos pasando.»
Don quijote de la Mancha.
La sociedad, el medio, la familia, los amigos y hasta la pareja en muchas ocasiones, se basan en el juego y la chanza cuando decides hacer cosas diferentes, salir de la caja para de manera diferente actuar en el mundo.
Muchas veces si no te pareces a lo que la historia ha hecho o a lo que dice el modelo de la sociedad entonces estas en contra de ella. Los grandes iconos de nuestra sociedad, pintores, artista, innovadores, empresarios, emprendedores sociales, han diseñado su modelo a seguir, han planificado, ejecutado y revisado sus acciones, han sido unos observadores inconformes, empeñados en crear un mundo diferente o verlo diferente.
Yo veo la inconformidad como el aceptar lo que tengo en gratitud, pero queriendo encontrar y hacer más, siempre me identifique con una frase de televisión que decía “Soy conforme sin ser conformista”.
Ya es normal recibir siempre de algunos “amigos” la mirada crítica de burla ante la puesta en marcha de cualquier plan siempre y cuando no se parezca a lo que ellos hacen, o no valla alineado a su día a día, la sociedad siempre castiga lo nuevo, hasta que esto da resultado.
En mis conferencias digo que conozco cuatro tipos de personas y las clasifico así:
El turista: es aquel que vive en modo relax, para este nunca pasa nada, todo es paz y amor, su vida se puede estar cayendo a pedazos, pero prefiere criticar la de los demás porque siente que los títulos y experiencia le dan la potestad de poder burlarse de todos, este va con su morral en la espalda llena de problemas, de su presente y pasado, los cuales nunca resuelve, pero siempre con comentarios ácidos, lo peor de esto es que los conflictos que tu no arreglas en tu vida, se los pasas a tus hijos, para ver si ellos lo resuelven.
El problemático: persona que ve al mundo como un conflicto para él, el problema son los demás, toma problemas y situaciones que no le pertenecen y las hecha en su morral para seguir haciendo más pesada su carga, jamás están conformes y viven en total ingratitud, nunca se han preguntado ¿Cómo se siente el otro ante mi actitud, palabras o acciones? Y siempre que pueden alientan a otros a entrar en inconformidad.
Los Ana Gabriel: estos viven con el corazón herido, la tristeza es el alimento de todas las mañanas, no saben sentir amor ni alegría y para ellos toda acción tiene un trasfondo de intereses, sus estados emocionales hacen que sus energías sean tan bajas que siempre viven con gripes, en ocasiones son los “payasitos del grupo” pues a veces tratan de ocultar su realidad con una máscara de juegos.
Los exploradores: somos aquellos que llevamos una maleta llena de situaciones y sueños, pero que en el camino vamos tomando consciencia de aquello que nos pertenece y lo que no, observamos que podemos controlar o lo que permitimos que nos controle, en situaciones somos turistas, somos Ana Garbriel, somos problemáticos, pero vivimos en estado consciente, evitando dejar que el automático nos robe la vida, juzgando a los demás, exploramos la vida bajo la mirada de la incertidumbre, saliendo de la zona de confort, donde nada extraordinario pasa sino decides tomar las riendas de tu vida.
En la vida solo dejan huella los intensos, los resilentes, los diferentes, aquellos que no esperamos a que solo ocurriera el milagro, sino que salimos a cocrearlo.