El diario plural del Zulia

Antonio Urdaneta // Vigencia de los liderazgos locales

He coincidido en otras oportunidades con quienes opinan que todos  los partidos políticos tienen una deuda acumulada con sus militantes  y simpatizantes, así como también con sus seguidores en general y  con la democracia venezolana. Me refiero a la renovación formal  realmente impregnada de legitimidad y de calor popular. Hace unos  cuantos años que los actuales directivos, en todos los niveles, se  mantienen atornillados en los cargos a los cuales llegaron, incluso, décadas atrás. 

Para muchos líderes, sobre todo de los partidos tradicionales, el siglo  XX aún está por terminar. Todavía actúan como si el denominado  centralismo democrático y el verticalismo agudo en el ejercicio  direccional fuesen avances de última generación. Es lógico que ese 

anacronismo que rige la vida de las organizaciones partidistas,  cuando ese liderazgo asume funciones de gobierno, lo primero que  ponen en práctica es la centralización de la administración pública y, como consecuencia de este atentado contra el federalismo  constitucional pertinente, la abusiva orientación vertical de la  autoridad respectiva. 

Quizás haya quienes puedan explicar mejor esa aberración que  progresivamente ha desnaturalizado el ejercicio político venezolano.  Revertir ese desalentador panorama, probablemente resulte un tanto  difícil, porque los intereses creados al respecto ya han adquirido  categoría de Muralla China. Claro, la situación podría prolongarse en  el tiempo si los militantes de los partidos se resignan y se cruzan de  brazos. Pero si deciden hacer uso de sus derechos democráticos, que  lo tienen y deberían ejercer, todo apuntaría hacia el logro de una  renovación dirigencial atractiva y esperanzadora. 

La dirigencia política que emergió del 23 de enero de 1958, cuya  formación tuvo su principal nutriente en la lucha contra la dictadura intrapartidista, factor predominante en el crecimiento y trascendencia  de organizaciones como Acción Democrática, expresión pionera de la  Socialdemocracia en Venezuela, y posteriormente de Copei, representación del Socialcristianismo. Los militantes partidistas y sus  dirigentes de base tuvieron la suerte y la oportunidad de aprender  mucho de sus líderes nacionales y regionales. Lamentablemente de  ese conocimiento y aquel nivel de conciencia democrática carecen  ahora la mayoría de quienes aún cierran filas en lo que queda de la  política tradicional organizada.  

Sin embargo, si los líderes locales que fueron catapultados por sus  comunidades en las elecciones del 21-11-2021, toman conciencia de  la responsabilidad que sus seguidores le han confiado, hasta podrían  protagonizar un proceso de renovación profunda, pero racional, en  las envejecidas estructuras de sus partidos políticos, si entre todos al  unísono ejercen la presión interna pertinente. ¡Juntos constituyen un  poder poco despreciable; si lo aprovechan constructivamente, 

Venezuela se los agradecerá y contribuirá al desarrollo y consolidación creciente de su liderazgo!

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