El diario plural del Zulia

Una nueva referencia política urgente, por Nicmer Evans

El momento histórico amerita comprender que las dirigencias políticas, después de la muerte de Chávez, nuevamente se quedaron por detrás del ritmo que demanda el pueblo. Un pueblo que va a la velocidad del sonido y unos dirigentes que van a paso de morrocoy “volteao”.

En especial desde la izquierda esto sucede con mayor frecuencia ya que la tendencia fraccionalista, sectaria y a veces pretendidamente exquisita no logra concretar el esfuerzo de una consiente integración de fuerzas que al final termina siendo un juego de dominio y supremacía por una verdad que es más verdad que otra, y en ese dilema soportado sobre una falsa ideología, se argumenta pretendiendo enamorar, aunque al final lo que logra es espantar a quienes de buena voluntad desean sumar esfuerzos por traducir a los hechos, supremos valores que gozan de consenso.

Irónicamente fue un gendarme el que logró unificar a la izquierda en nuestro país, en esa necesidad cultural desenfrenada del mesianismo al que no escapan ni ateos ni agnósticos en un país mayoritariamente cristiano, y que está incrustado en el ADN de nuestra cultura política.

Hoy, sin gendarme ni mesías, la recomposición de las fuerzas de izquierda gira en torno a si buscar la reproducción de otro Chávez o hacer algo distinto, más cónsono con lo que la izquierda profesa, en una relación no sólo más plural y diversa, sino más profundamente democrática y antimesiánica.

Los primeros estarán destinados al fracaso, ya la historia lo ha demostrado, y los segundos tiene un gran reto: generar una nueva referencia política de izquierda, que incluya al chavismo y vaya más allá de él con el fin de convocar ya no solo a una nueva esperanza de que otro mundo es posible, sino que sea capaz de demostrarlo con e ciencia y eficacia, con talante democrático indiscutible y suficiente mano dura basada en la ética política imprescindible para superar la gran crisis que vivimos hoy.

Por eso debemos dar un paso al frente, más allá de nuestros espacios propios, de nuestros grupos o grupúsculos, para dar pie a una nueva forma de organizar a la izquierda democrática, que tenga la capacidad de hablar con el país entero y no que sólo le hable a la izquierda con sus propios códigos, a veces distante de tener la capacidad de proporcionar respuestas urgentes y serenas.

Un nuevo referente político de izquierda en Venezuela tiene varios compromisos, entre ellos ser transparente, estratégico, ágil, democrático, diverso, humanista, práctico, organizado, eficiente, joven (no etáreamente sino de espíritu), popular, con amplia tolerancia crítica, socializador de procesos, socioconstruccionista, con capacidad de síntesis de la praxis revolucionaria, internacionalista y sobre todo futurista, que vaya más allá de lo que hoy existe y que sea más que la suma de sus partes.

Convocar un espacio de encuentro es fundamental ya que el debate es urgente, y aún más en el marco de una crisis de liderazgo, institucional, política y económica que podría desembocar es una crisis social sin precedente en nuestro país.

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