Desde 1891, momento de su creación —incluyendo la etapa de su cierre en 1904 y su reapertura en 1946— hasta hoy, una constante acompaña a nuestra máxima casa de estudios: un presupuesto irrisorio y poco justo.
El de hoy, de hecho, es un insulto a la inteligencia y un nuevo atropello contra la academia.
El presupuesto que se le entregaría a nuestra máxima casa de estudios es de 933.583.563, lo que al cambio sería actualmente unos dos millones de dólares, pero que en el transcurso del ejercicio fiscal 2019 se iría a la mitad.
Lo que se le hace a nuestra Alma Mater se le está haciendo al Zulia y a los zulianos. Se golpea el futuro de los venezolanos con su educación.
Asimismo, en lo interno, nuestra universidad debe reinventarse y redireccionarse estratégicamente para obtener ingresos extra por la vía de la internacionalización de los estudios de pre y post grado, cuyas matrículas deben ser gestionadas a través de precisas cuentas en dólares ya que no dispone lo suficiente para su funcionamiento. Es necesario que nuestra casa del conocimiento tenga ingresos en moneda extranjera y no al cambio oficial, pues estos se convierten en “sal y agua”. El seguimiento a esta propuesta debería hacerse a través de organismos capaces de ejercer la respectiva controlaría; una seria, pertinente y transparente.
Igualmente, los estudios de investigación deben ser orientados para obtener, no solo un pergamino en la pared, sino también para utilidad de la sociedad que lo amerita. Abrirse a la región, compartir los conocimientos y ponerlos al servicio de la gente. Darle mas pragmatismo a lo investigado. Ponerlo en contexto y adecuarlo a la realidad que vivimos.
LUZ no está desamparada; la comunidad universitaria debe sentir el apoyo de todos los sectores que hacen vida en el Estado. Los egresados y las empresas deben jugar un rol protagónico en esta lucha. El reclamo y el rechazo a esta aberrante decisión de “ahorcar" económicamente a LUZ se debe sentir.
Solo por la vía de la formación es que podemos tener ciudadanos libres. No podemos dejar que la sometan por la vía financiera. Pretender que, con dos millones de dólares, la universidad se va a mantener es un chiste. Este atentado a la educación es inaceptable. Silenciar la libertad y someter a la sociedad poniéndola de rodillas a orientaciones totalitarias y hegemónicas no es lo justo.
Hoy sigue vigente el discurso de orden de Manuel Dagnino, quien para el momento de su apertura auguró que la naciente universidad aseguraba a la juventud zuliana “un foco perenne de intensa luz".
Desde las primeras acciones ejercidas por Francisco Ochoa, su primer rector, se iniciaron, en LUZ, las primeras luchas por mantener activo y vivo el propósito de mantener encendida la llama del conocimiento y asegurar la obtención de un presupuesto adecuado para lograr los objetivos propuestos desde su creación. Y esto no podemos olvidarlo.
Vamos a trabajar hoy más que nunca para que nuestra máxima casa de estudios vuelva a tener el brillo de siempre. Con autoridades y docentes con una incólume postura humanista y académica; donde el cultivo de valores sea la premisa. Con menos política y burocracia.
MARACAIBO no puede darle la espalda a nuestra Universidad del Zulia.
Vamos a librar esta batalla juntos... ¡LUZ, no estás sola!
¡Volvamos al alba de la academia!