El diario plural del Zulia

La delincuencia protegida, por Claudio Fermín

En cualquier lugar, a toda hora, matan a quien sea. No se salvan ni policías. Losasesinos son criminales experimentados o imberbes quienes al amparo de supuestas leyes de protección a adolescentes han sido reclutados por mafi as que así burlan penas y ganan trato indulgente en caso de ser capturado alguno de sus miembros.

La muerte puede ser a balazos o atropellado por un autobús que encapuchados embisten. O puede ser una masacre a cargo de bandas con fusiles AR15 y granadas. Lo que falta es que exterminen a la gente a bordo de un tanque de guerra.

El atentado puede ser conducido por traficantes de drogas, pandillas de robo de vehículos, por policías o soldados uniformados, por robaquintas o por colectivos que trabajan por encargo al igual que los sicarios.

Los delincuentes la tienen fácil. Usted puede pasar días en un vecindario sin ver una patrulla. Ni se diga por callejones o escaleras barrio adentro. Ninguno de los sopotocientos cuerpos policiales a los que llegan puntualmente sus quincenas y partidas secretas, disponen de policías de punto ni de rondas por las cuadras. Se dejaron de eso hace años.

Si pone la denuncia en alguna comisaría le dicen secamente que ellos están muy ocupados y que debería darle gracias a Dios que no le pasó nada. Para ellos, su problema es nada. Si por casualidad un policía que no está en la pomada captura a los delincuentes, sufrirá tremenda frustración porque para los fiscales, quienes están siempre ocupados acusando a algún estudiante o a algún político, esos casos pueden esperar. Tampoco para ellos tienen importancia.

Y si aparece uno de esos fi scales nuevecitos, llenos de buenas intenciones, de los que cumplen su deber, también se dará su tortazo porque se encontrará con uno de esos muchos jueces que no mueve un dedo sin que le mojen la mano.

El Gobierno se ha encargado de decretar zonas de paz donde la policía tiene prohibido operar. Por si fuese poca cosa, ha creado un ministerio para que permita que las cárceles sean regentadas por prames y se usen de depósitos de vehículos robados.

El diseño de protección del delito que este gobierno ha puesto en marcha es de las pocas cosas, si acaso la única, que funciona desde hace diecisiete años.

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