El diario plural del Zulia

Diálogo vs. monólogo, por Francisco Arias Cárdenas

E l mundo vive un período de crisis de la cual deben emerger nuevos paradigmas en lo económico –que tanto de ne a una sociedad– y en lo moral. Líderes como el Papa Francisco y su predecesor, han venido alertando sobre la deshumanización que es consecuencia de la desenfrenada avaricia, de la entronización del dinero como un Dios al que se sacrifica todo: desde la vida en la Tierra hasta los derechos humanos más elementales. Por él, por la posesión de las riquezas de un país, se bombardean pueblos enteros, se contaminan mares y suelos y se somete a una nación, como Venezuela, a una guerra económica dirigida desde laboratorios financieros en el extranjero, para pulverizar los sueldos y trancar el desarrollo y la productividad.

Es este, el contexto en el cual el Gobierno Bolivariano ha llamado a la oposición a un diálogo nacional. Dentro de ella hay sectores lúcidos, y otros cuyo único objetivo es retomar el poder a cualquier costo, utilizando como herramienta de presión la guerra económica. Con esta arma en mano, invocan plazos para el diálogo que, bajo sus premisas y apetencias, sería más una negociación por extorsión que una mesa de intercambio de propuestas para soluciones. Y pretenden desconocer a un Poder Ejecutivo tan legítimamente electo por el pueblo, como los diputados de la AN.

El diálogo debe ser un acto de inteligencia superior por el bien común, y como tal, no puede tener condicionamientos egoístas; menos aún, puede exigir la desaparición del “otro”, como pretenden los que amenazan con llamar -otra vez- a la violencia y al caos, el monólogo predilecto de los apátridas.

América Latina es el Continente de la Esperanza. Es el momento de derrocar la contracultura de la destrucción, del miedo y del egoísmo, con nuevas propuestas para el reacomodo de un mundo que aún no ha sabido responder con humanismo y espiritualidad a la eterna demanda de justicia y equidad en derechos y oportunidades. Para ello hay que reconocer al otro interlocutor en un gran acuerdo de las mayorías por la felicidad de la patria.

 

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