Ángel Montiel | Iván Darío, el tío que todos quisieran tener

Todos quieren tener un tío especial y ese lo encarna Iván Darío Parra Fuenmayor. Un hombre nacido en El Moján la capital del municipio Mara en la subregión Guajira a orillas del Lago de Maracaibo, hijo de don Alberto Parra Semprún y de doña Luisa Fuenmayor de Parra, mis abuelos. Apegado siempre a la familia, y no solo preocupado por su propio hogar sino también por sus sobrinos por quien guarda una relación directa.
Iván Darío Parra es ese tío cercano, simpático que sabe regañar en los momentos oportunos, pero también es el del consejo sabio. Un verdadero padre en vez de tío.
Siempre en mi memoria lo recuerdo con mucho afecto y reverencia, quizás porque soy el sobrino primogénito, es decir, el primer sobrino, el más viejo y eso es para mí un orgullo.
Pero más allá de que sea mi tío, lo que quiero reflejar, es el tío que todos quieren tener en su familia.
Su humildad y franqueza saltan a la vista desde el primer momento. Un espíritu abierto, jovial, alegre lo lleva a confraternizar rápidamente con cualquiera, aún con aquellos que no comparten sus puntos de vista y su filosofía de la vida, una virtud que se valora en estos tiempos donde reina la intolerancia.
Ese espíritu de servicio, y su gran afecto se ve reflejado en sus escritos siempre densos que abarcan diferentes temas del saber.
Iván Darío Parra no solo deja un testimonio de amor a la familia también una huella profunda en la sociedad.
Es escritor, historiador, ingeniero con su sabia pluma deja una sólida obra, innumerables publicaciones entre revistas y libros. Pertenece a la Academia de la Historia del estado Zulia, fue presidente del Archivo Arquidiocesano de Maracaibo, miembro de la Academia de la Historia del estado Zulia, presidente de la Comisión del Centenario del Nacimiento del doctor Rafael Belloso Chacín, miembro de la Sociedad Bolivariana de Venezuela, fue presidente del Centro de Ingenieros del estado Zulia, tiene a lo largo de su vida, una carrera amplia relacionada con las palabras y la cultura.
Son pocas las figuras que contribuyen en el desarrollo académico y cultural en el Zulia.
El presbítero, escritor y teólogo Andrés Bravo Henríquez dice “su vocación de historiador la vive con pasión, con la misión de enseñarnos los valores de la patria. Es Iván Darío un escritor claro y confiable consagrado a la historia y a la cultura”.
Es militante y fue formado en los valores del humanismo cristiano, tal vez impulsado por la idea de una sociedad más justa y solidaria donde la dignidad de la persona humana sea respetada en todos los ámbitos.
Mí tío Iván Darío es un sólido estudioso, un digno ejemplo ante el desierto de ideas que se ha convertido Venezuela hoy, con excepciones que confirman la regla. No es que todos nuestros líderes tengan ser académicos, pero al menos, a parte de saber leer y escribir, tengan la curiosidad de aprender y estudiar, y no hacer el espectáculo de la cómica y la vergonzosa ignorancia.
Sin ánimo de ser presuntuoso, sus trabajos intelectuales son, sin lugar a dudas, unos de los más importantes del Zulia y de Venezuela me atrevería decir.
Es Iván Darío Parra también editor de su reconocida página Amuz donde “se difunde la cultura publicando más de cuarenta títulos de diferentes autores, donando libros a escuelas, instituciones educativas y culturales”.
Recuerdo su imagen siempre grata cantando y tocando el cuatro entre risas de los que en familia lo escuchábamos.
No pretendo en estás pocas líneas hacer un estudio de esa personalidad carismática, ni enredarnos en disquisiciones profundas de gran calado, simplemente intento destacar estas virtudes de un hombre de carne y hueso que es un ejemplo en estos tiempos donde la mediocridad reina.
Sin duda alguna, Iván Darío es el modelo de tío que aspira cada familia.
@angelmontielp