¡Acepto el reto! por Jesús Salom
La pasada semana se dio una situación inédita en nuestra Universidad del Zulia. Desapareció físicamente la titular del Vicerrectorado Administrativo, nuestra querida María Guadalupe Núñez de Parra, dejando un gran vacío y acéfalo el cargo. Enseguida se activaron los resortes institucionales para atender el problema, pues el despacho no podía quedar sin titular. El Consejo Universitario sesionó para atender la situación.
Los instrumentos utilizados para considerar este imprevisto fueron la Carta Magna (art. 109) y la vigente Ley de Universidades, que en su artículo 41 establece: “En caso de falta absoluta del Rector, de los Vicerrectores o del Secretario, se procederá a la elección de quien deba sustituirlo por el resto del período”.
En el caso que nos ocupa hay una falta absoluta, luego habría que hacer una elección. Sin embargo, desde hace más de un quinquenio el TSJ paralizó cualquier elección universitaria hasta tanto las universidades autónomas presentaran un Reglamento Electoral que recogiera lo contemplado en la Ley Orgánica de Educación, según la cual todos los que trabajan en la Universidad, estudiantes y egresados tienen derecho a voto en condición paritaria.
Esta decisión se contradice con el artículo 109 constitucional, que establece la autonomía universitaria, y la misma LUZ (art.30) que solo habilitan para votar al claustro (profesores, estudiantes y egresados). Es decir, habría una flagrante violación de la Constitución si se hiciesen elecciones en esos términos. Es así como en uso de su autonomía, el CU decide nombrar un Vicerrector Administrativo provisorio, mientras se da la elección, designación con la cual fui honrado.
Agradezco la confianza del CU y me dispongo a continuar los programas dejados en marcha por María Guadalupe, especialmente, porque las circunstancias lo exigen, profundizar la modernización de los equipos y procesos para hacer más eficiente y efectivo nuestro trabajo y responder a los controles institucionales y del Gobierno nacional, cada vez más estrictos y con lapsos perentorios suicidas. Pretendo desarrollar nuevos proyectos a definir con mi equipo de trabajo.
Hay que hacer esa inversión buscando fuentes de financiamiento por diferentes vías tratando de no comprometer el presupuesto ordinario del VAD. Creo que debemos insistir en estas inversiones alternativas, en particular las del sector privado, al cual se dirige el accionar de la universidad, mediante sus egresados. La academia también debe incluirse en esa búsqueda por lo cuantioso de la inversión. Hay que ser revulsivo, volcarnos a la sociedad; porque la Universidad es de ella y para ella.