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Inmigrantes deportados desde EE. UU. relatan su experiencia y preocupaciones sobre la seguridad

Durante la primera semana del mandato de Trump, el Departamento de Seguridad Nacional reportó la deportación de aproximadamente 7.300 personas. Lesly Ramírez, una migrante deportada, fue trasladada en un vuelo militar encadenada en manos y pies, lo cual le causó lesiones. "No está bien el trato; todos somos seres humanos", afirmó

Margarita Raymundo, una joven de 21 años, fue deportada desde Texas y llegó a Guatemala el pasado lunes en un avión militar de la Fuerza Aérea estadounidense. Solo tres días después de haber cruzado la frontera, fue detenida junto a otros tres migrantes y trasladada a su país junto a 62 guatemaltecos adultos y una niña.

Esta rápida deportación es parte de los esfuerzos del gobierno de Donald Trump para aumentar la capacidad de deportación, tradicionalmente subsidiada por vuelos chárter.

Durante la primera semana de su segundo mandato, el Departamento de Seguridad Nacional de EE. UU. reportó la deportación de aproximadamente 7.300 personas de diversas nacionalidades. Este proceso provocó tensiones diplomáticas, como se evidenció el fin de semana pasado cuando el presidente colombiano, Gustavo Petro, se opuso a la llegada a su territorio de dos aviones militares con migrantes deportados.

Cabe mencionar que, en México, la presidenta Claudia Sheinbaum asegura que los cuatro aviones que aterrizaron en la Ciudad de México con deportados eran civiles. El director del Instituto Guatemalteco de Migración, Danilo Rivera, también destacó que es un deber recibir a los migrantes.

La situación generó críticas de organizaciones de derechos humanos, quienes abogan por que el manejo de la migración sea civil y no militar.

Jorge Santos, de la Convergencia de Derechos Humanos en Guatemala, declaró que el uso de grilletes y cadenas durante las deportaciones no es aceptable. Santos afirmó que "el tema de los grilletes no debiese ser una condición en esta situación" y que las deportaciones deben manejarse en un marco civil.

En comparación, en enero, EE. UU. deportó a 2.795 guatemaltecos, de los cuales solo 22, menos del 0.9%, estaban bajo proceso judicial. Entre los deportados, el perfil más común incluye trabajadores de diversas áreas como construcción y gastronomía.

Lesly Ramírez, otra migrante deportada, describió la experiencia de ser trasladada en un vuelo militar encadenada en manos y pies, lo cual le causó lesiones.

Ramírez, madre soltera, había intentado cruzar la frontera y fue detenida tras caminar unas horas en EE. UU. Después de ser llevada a un centro de detención durante tres días, regresó a Guatemala sin intenciones de intentar nuevamente la migración, enfatizando: "No está bien el trato; todos somos seres humanos".

Margarita Raymundo expresó su frustración tras fracasar en su intento de migrar, después de endeudarse con casi 25.000 dólares para pagar a un coyote. Había ajuartado un trabajo en un restaurante en EE. UU. y deseaba contribuir a mejorar la vida de su familia en Guatemala. “No fue así”, lamentó.

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