El diario plural del Zulia

Caso Uribe y 24 atentados terroristas desatan fantasmas de la era Pablo Escobar y las Farc

Desde el pasado sábado, con el atentado contra el dirigente opositor, hasta este martes 10 de junio, Colombia es un hervidero con más de una veintena de atentados con explosivos que suman siete muertes y 28 heridos. El comunicado de las Farc, culpando a Gustavo Petro y a los EE. UU. de un plan desestabilizador contra Venezuela, confirma la reanudación de la guerra entre las disidencias de la guerrilla y el Estado colombiano. Andrés Pastrana, expresidente, advierte que la Colombia de hoy tiene un “patrón semejante” a los tiempos de la lucha entre los carteles de Cali y de Medellín

El día que murió Freddy Mercury, vocalista de Queen, Diana Turbay, hija del expresidente Julio César Turbay Ayala, fue blanco -por la espalda- de una ráfaga de balas mientras trataba de escapar hacia un helicóptero policial de fuerzas de seguridad de Colombia.

La periodista, había sido secuestrada el 30 de agosto de 1990 por un comando del narcotraficante, Pablo Escobar Gaviria, del Cartel de Medellín. Miguel, su hijo, tenía apenas cinco años de vida.

Así que cuando, la imagen del atentado contra el hoy senador del partido uribista Centro Democrático y precandidato presidencial, de 39 años, plagó los medios digitales del mundo, a través de las redes sociales el pasado sábado 7 de junio, el signo de su linaje retumbó en Bogotá y quemó con fuego invisible cualquier bandera de paz que ondeara en toda Colombia.

Miguel recibió dos disparos, uno de ellos en la cabeza, por parte de un adolescente de 14 años, cuando pronunciaba un discurso en un acto de campaña en el barrio bogotano de Modelia.

Desde entonces Colombia es un polvorín. Desde la captura del muchacho, las sugerentes imágenes captadas en video-celulares antes del ataque y el tumultuoso ingreso del dirigente político a la Fundación Santa Fe, uno de los centros médicos más prestigiosos del país cafetero, donde se debate entre la vida y la muerte.

Resultó inevitable regresar a lo ocurrido con su madre.

Veinticuatro atentados: Farc asoman sus mandíbulas

Este martes, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia, justificaron el miedo de millones de neogranadinos de regresar a un pasado de metralla, bombas, lágrimas y oscuridad. Lo de Uribe Turbay solo era el murmullo que anunciaba el tsunami.

Este martes, las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc) justificaron el miedo de millones de neogranadinos de regresar a un pasado de metralla, bombas, lágrimas y oscuridad. Lo de Uribe Turbay solo era el murmullo que anunciaba el tsunami.

Cuatro personas murieron en Cauca y Valle víctimas de ataques terroristas. Primero, en El peaje de Villa Rica, sobre la vía Panamericana (carretera que comunica a Jamundí con Santander de Quilichao), explotó un bus-bomba, con el saldo preliminar de un policía muerto, decenas de heridos y la destrucción de la infraestructura del peaje.

Minutos después fue confirmado un nuevo ataque en el corregimiento de Guachinte, municipio de Jamundí, donde murieron tres civiles y un militar resultó herido. ¿La causa? La explosión de un cilindro que acabó con la vida de tres personas y dejó múltiples lesionados. Dentro de los heridos de gravedad se encontraría un soldado del Ejército Nacional.

Además, otras tres explosiones en el casco urbano de Jamundí, las cuales fueron controladas sin afectaciones materiales ni víctimas. “Sin embargo, en el corregimiento de Potrerito, un artefacto explosivo detonado cerca a la estación de Policía dejó ocho personas lesionadas, quienes están recibiendo atención médica en el Hospital Piloto”, informó la Alcaldía, difundió El Tiempo.

En Cauca, fueron atacados los municipios de El Patía, Corinto, Caloto, Buenos Aires y Morales. En total, se contabilizan al menos 19 ataques armados y con explosivos contra la fuerza públicas en Colombia en las últimas 24 horas.

Sobre lo ocurrido, el Estado Mayor Central de las Farc emitió un comunicado en el que hacen advertencias a la población civil porque harán más ataques.

Entre otras amenazas, le advierten a la población que, como su principal objetivo son los militares, se alejen de cuarteles, vehículos institucionales y personal de la Fuerza Pública. “Si miran un carro acondicionado con explosivos o personal nuestro maniobrando drones, eviten acercarse o manipularlos, es por su seguridad”. se lee en la última recomendación, de diez que hay en el documento.

Luis Peche Arteaga, consultor político, califica el comunicado de “gravísimo”, porque “básicamente reanuda la guerra entre las disidencias de las Farc y el Estado colombiano”.

Sin embargo, el internacionalista, sostiene que lo peor es el argumento para estos ataques.

“El Gobierno nacional ha optado por desatar la guerra contra las Farc-EP. Con mentiras que han sido difundidas por los medios de comunicación construyen una imagen negativa para justificar la guerra, despliegan cientos de militares estadounidenses que dirigen las operaciones desde las 13 bases militares gringas, incluidas las tres que en su mandato ordenó instalar, se ubican estratégicamente en Colombia para dar inicio a un plan de desestabilización contra la hermana República de Venezuela y pretenden controlar la Amazonía y otras áreas con recursos naturales para su entrega y explotación”, indica el comunicado de las Farc.

Peche Arteaga resume que las Farc aseguran que Colombia, con el presidente Gustavo Petro, forma parte de un “plan de desestabilización” contra el gobierno de Nicolás Maduro en Venezuela.

¿Semejanzas reales?

Antes del pronunciamiento de las Farc, Colombia atravesó una etapa de alta tensión entre el Ejecutivo, liderado por Petro, y sectores mayoritarios del Congreso, donde las iniciativas legislativas del gobierno encuentran fuertes resistencias. Ahora el tren se descarriló.

Uribe Turbay fue siempre una de las voces más críticas del oficialismo y su partido, fundado por el expresidente Álvaro Uribe Vélez, se ubica en el centro de la confrontación política nacional.

Y resulta inevitable preguntarse: ¿Por qué atentan contra Uribe Turbay? ¿Qué parte de su discurso molesta a quienes le entregaron al adolescente un arma de fuego y lo prepararon para quitarle la vida a un líder que solo busca orden y paz para su país?

El debate de este lunes era el impacto del discurso presidencial. Frases altisonantes, típicas de una ideología al servicio de la muerte.

El primero de mayo, el mandatario, quien por años encarnó el pensamiento político de las Farc, expresaba en un mitin político: “Libertad o muerte: este pueblo de Colombia vuelve a levantar esta bandera para que no nos tomen por pendejos”.

Andrés Mejía Vergnaud, consultor político, no solo recordó ese discurso sino otros tantos a lo largo de su mandato.

“No hay manera de sostener que el Presidente que izó una bandera de guerra a muerte, y que suele calificar a sus opositores de enemigos del pueblo, asesinos y paramilitares, no tenga responsabilidad en esto. Al menos en provocar el ambiente en el que estas cosas ocurren”.

Y es que el ataque contra Uribe Turbay despertó memorias traumáticas de un pasado que muchos colombianos creían superado. Hay quienes recuerdan con inquietud la campaña presidencial de 1989, marcada por los asesinatos de tres candidatos en un periodo de intensos ataques del narcotráfico contra el Estado, liderados por Escobar Gaviria. Sin embargo, otros expertos catalogan esa lectura como “simplista” al compararse con aquella época.

“La estructura del crimen y la amenaza al Estado no son las mismas. No estamos frente a un escenario de captura institucional como el que generó el narcotráfico en los años ochenta”, explica Laura Bonilla, subdirectora de la Fundación Paz y Reconciliación (Pares).

Pero Andrés Pastrana no coincide con Bonilla. El expresidente asegura que el odio, rencor y polarización que el presidente Petro afianza en Colombia, a través de sus discursos y acciones, traen consigo lo que está sucediendo.

Pastrana vincula la campaña electoral de Petro con grupos dedicados al narcotráfico. “Todo lo que estamos viendo en Colombia tiene un patrón semejante a lo que fue Pablo Escobar, el Cartel de Cali y de Medellín”, precisa. Por ello pide una comisión independiente e internacional en su país para investigar lo ocurrido. “El M-19 está en los organismos de inteligencia en Colombia”.

Este lunes, a través de su cuenta en X, la precandidata presidencial Vicky Dávila reveló una información que le habría sido entregada en las últimas horas vinculadas con el atentado. En sus palabras, detrás de la acción, estaría Néstor Gregorio Vera Fernández, mejor conocido como “Iván Mordisco”, y otros disidentes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), grupo que se dedicó a delinquir y expandirse por el país, mientras que el gobierno de Petro intentaba negociar con ellos.

“Quiero informar a los colombianos: en las últimas horas tuve comunicación con un militar activo de inteligencia. Me advirtió que alias ‘Mordisco’ ordenó el atentado al precandidato Miguel Uribe y que se trata de un plan terrorista que incluye atacarnos a María Fernanda Cabal y a mí”, alertó Dávila.

En un conmovedor mensaje recordando a su copartidario Miguel Uribe Turbay, el representante a la Cámara, Andrés Forero le pidió al presidente Gustavo Petro, bajarle al tono de su discurso y tratar a la oposición con respeto y sin estigmatización.

El representante aprovechó la sesión plenaria de este 9 de junio en el Congreso de la República para dirigir su mensaje directamente al presidente, a quien acusó de alimentar un ambiente hostil contra quienes piensan diferente.

“Desconcierta que Gustavo Petro siga sin devolver a su vaina la espada con la que amenazó a sus contradictores políticos y siga sin arriar la bandera de guerra a muerte con la que pretendió intimidarnos”, inició el congresista su intervención este lunes ante sus compañeros en la Cámara, haciendo referencia a la escena y al discurso que el mandatario protagonizó en la Plaza de Bolívar durante la conmemoración del Día del Trabajo.

Ese 1 de mayo Petro centró su intervención en una ofensiva directa contra el Congreso. No ahorró calificativos, pues llamó “vampiros” y “hp esclavistas” a quienes se oponen a la rechazada reforma constitucional.

Sombra alargada y funesta

En el marco de la Comisión de Seguimiento Electoral que se desarrolla en la Casa de Nariño, el presidente Gustavo Petro aceptó el llamado de distintos actores institucionales a moderar su discurso político, para evitar más polémica en torno de las elecciones presidenciales de 2026.

“Hay un antes y un después del atentado”, resalta el ministro del Interior, Armando Benedetti, al referirse a la voluntad del presidente de ajustar su tono. “El Presidente le ha bajado el tono, pero se comprometió a hacerlo aún más”.

La historia de Colombia se encuentra debajo de una sombra que, cuando parece superada, regresa en las formas más aterradoras: la violencia política. Petro parece ser el eslabón dinamitador.

Antes de que el conflicto armado interno colombiano tomara la forma que se conoce hoy en día, los magnicidios y la violencia en contra de figuras políticas ya existían dentro del país. Uno de los primeros que se recuerda en la memoria popular fue el asesinato de Jorge Eliécer Gaitán en abril de 1948, una figura liberal que sonaba entre las clases populares para la Presidencia y cuya muerte generó la ola de protestas conocida como 'Bogotazo'.

Casi cuatro décadas después, la víctima fue Jaime Pardo Leal. El candidato presidencial de la Unión Patriótica (UP), que tenía como base política materializar las promesas de revolución desde la izquierda tras un acuerdo de paz entre el Estado Colombiano y varios grupos insurgentes. Fue asesinado a tiros en su regreso a Bogotá.

Sin embargo, el caso más sonado en la historia del país quizás sea el de Luis Carlos Galán. El candidato presidencial del Partido Liberal asesinado a tiros por un sicario contratado por Pablo Escobar y Gonzalo Rodríguez Gacha, quienes sintieron como amenaza sus promesas de luchar fuertemente en contra del narcotráfico.

En el mismo ciclo electoral de 1990, también perdieron la vida los candidatos presidenciales Bernardo Jaramillo Ossa y Carlos Pizarro Leongómez.

Cinco años después, las Farc se adjudicaron también un asesinato en contra de una figura política de derecha: Álvaro Gómez Hurtado, cuya muerte fue reivindicada por los milicianos 15 años después de sucedida.

Este martes, la oposición centra el debate en torno de la protección que requieren los candidatos presidenciales y que debe ser garantizada por el Estado. Ingrid Betancourt, directora de Verde Oxígeno, alertó que algunos de sus escoltas son exguerrilleros de las Farc, grupo insurgente que la mantuvo en cautiverio durante seis años, cuatro meses y nueve días. “Hay una intención política detrás de esto”, afirmó a los medios de comunicación.

Entre tanto, el vértigo, el miedo, la incertidumbre, extienden sus alas y ven a los ojos a ese país que destruido en la memoria parece reencontrarse con la etapa más sangrienta de su historia.

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