Diálogo nacional: ni vencedores ni vencidos, por Carlos Alaimo
Es la hora de un verdadero diálogo nacional. Pero diálogo no es imposición. Diálogo es concesión. Ceder posiciones para ir a encuentros que signi quen paz, reconciliación y espacios democráticos sin que se tengan que hacer malabarismos jurídicos y secuestros de poderes públicos.
La crisis del país obliga a ello. A sentarse y a ponerse de acuerdo. A nadie le va a doler la nación más que a nosotros mismos. Con todo el respeto que merecen guras cercanas a Dios como el del Papa Francisco o terrenales como José Luis Rodríguez Zapatero o Luis Almagro, este problema es nuestro.
Tenemos que regresar a la ruta democrática y sus valores: alternabilidad y pluralismo. Nos urge buscar la reconciliación nacional. Este país no se caló el pensamiento único de Hugo Chávez y por ello cobró vida el polo patriótico. Debemos tener garantía de que Venezuela no tendrá un futuro que mire con el retrovisor y que se empiecen a cobrar facturas que van a significar fracturas sociales.
No más persecuciones políticas y rencillas sociales. Ayer Diosdado Cabello envió un mensajero al Vaticano. Más cerca tenía a “Chúo” Torrealba o a Henry Ramos Allup.
Es definitivo: Diálogo es tener ni vencidos ni vencedores. Que ganemos todos. Los venezolanos lo merecemos. ¡Basta ya!
Hoy más que nunca estamos convencidos que ante el balance de la sesión de hoy en la Asamblea Nacional, Venezuela necesita diálogo. Este evitará que la calle hable, porque se hablará sin sangre.