Luz para Venezuela, por Rubia Luzardo

Ya son setenta años desde que el Maestro Jesús Enrique Lossada, como rector encargado en 1946, liderara el movimiento por la reapertura de la ilustre Universidad del Zulia, luego de cuatro décadas de cierre grotesco para el saber.
A los miembros de su comunidad nos interpela, replantearnos la necesidad de fortalecer una vez más las razones de la presencia institucional universitaria en la región y el país, muy a pesar de las adversidades enfrentadas con relación a la insuficiencia presupuestaria, deterioro de la infraestructura, bajo poder adquisitivo del personal docente, administrativo y obrero y problemas de diversa índole presentados en sus espacios.
En este sentido, el futuro de la universidad puede ser incierto en términos de funcionamiento, sin embargo, la esperanza está puesta en sus miembros, quienes comprometidos con los principios académicos de la ciencia, el saber y el ser, seguimos apostando a una institución abierta para el progreso de la nación.
El próximo 1º de octubre debemos celebrar un aniversario más de su reapertura, la universidad sigue siendo espejo de todos sin distinción de color, cultura, religión o ideología alguna, y es el medio necesario para la construcción ciudadana, búsqueda de la justicia e igualdad social de nacionales y connacionales. Luz debe ser el símbolo para vencer la oscuridad.
Son muchos los hombres y mujeres que han servido a esta institución en estas siete largas décadas, así como miles de profesionales egresados que hoy aportan al mundo soluciones reales y concretas. Esa es la trascendencia de LUZ más allá de Venezuela, condición que nos debe animar a continuar el camino a pesar de las dificultades.
“¡Viva LUZ!”, “¡todos somos LUZ!”, “¡LUZ para todos!”, “¡Luz para Venezuela!”, son las consignas expresadas del más profundo sentir colectivo por el alma mater. Sirvan las mismas para motivar el compromiso con la institución y la sociedad venezolana, creer en su progreso es apostar al país, su gente, sus ciudadanos y su trascendencia al totalitarismo institucional enclaustrado, sin dudar en su célebre frase: “después de las nubes el sol”.