El diario plural del Zulia

Editorial: Ciudadanos al servicio del Estado

Una sociedad en crisis, con una nación integralmente destruida, necesita una profunda evaluación y revisión por parte de todos los ciudadanos.
Para nosotros, como medio de comunicación que le toma el pulso a los acontecimientos diarios y a la investigación de los hechos, podemos afirmar responsablemente que el problema más grave que hoy tenemos es que los ciudadanos se alejaron de los espacios que deben ser ocupados en el Estado.
Se descuidó y abandonó al Estado, dejándolo al libre albedrío de un componente social, que son los políticos que nos representan hoy en día, con excepciones, por supuesto.
En el año 58, durante la reconstrucción del país bajo el modelo democrático, uno de los éxitos de dicho modelo fue precisamente que los espacios públicos del Estado fueron ocupados por sus mejores ciudadanos, una generación que comprendió la democracia como un acuerdo basado en valores de igualdad ante la ley, derechos humanos, libertad y autonomía de poderes.
La democracia es un sistema perfectible que permite evolucionar y avanzar con la dinámica social, pero manteniéndose firme en sus orígenes y valores fundacionales.
Del Partido Demócrata Cristiano, Copei, se decía que era la organización de los técnicos y profesionales; de Acción Democrática, que era la tolda de los luchadores sociales. Sin embargo, ambos se esforzaban por tener en sus trincheras políticas a los mejores ciudadanos.
Eso hoy se perdió.
Perdimos el rumbo y la brújula que nos guió por aquellos años.
Hoy el escenario es otro. Se ha destruido el modelo del Estado democrático, dejando grandes responsabilidades en figuras políticas que distan mucho de tener talento y valores morales.
La crisis de la democracia comienza con este factor determinante: los ciudadanos que podrían ser referentes se han alejado de tener un rol en el Estado y han dejado estos espacios en manos de quienes hoy nos representan.
Hoy los buenos políticos y líderes de los entes públicos son limitados, mientras que los tóxicos son quienes nos conducen.
Es la hora de cambiar.
Hay que lograr que los ciudadanos cabales, con vocación de servicio, regresen al activismo y la participación política.
Solo así podremos reconstruir la República desde las cenizas.
Una UNIDAD DE CIUDADANOS es fundamental para desalojar a los partidos que deben estar en manos de sus militantes y que hoy pertenecen a caudillos y clanes familiares.
Carlos Alaimo, Presidente-Editor
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