El diario plural del Zulia

El Manzano Azul: Una película venezolana para reflexionar

Entre los bellos paisajes de los andes venezolanos, una finca, terrenos extensos y un manzano extrañamente azul, se desarrolla la trama de esta gran producción cinematográfica venezolana

Como director, guionista, productor y editor, estuvo encargado Olegario Barrera, quien además es el autor de la historia original. Fue acompañado por Laura Oramas y Fermín Branger en la producción ejecutiva y edición.

En la realización hubo la participación del Centro Nacional Autónomo de Cinematografía, Xenon Films, Alfarena Cinematográfica y Producción de Cine QUA NON.

La historia comienza entre las montañas de Mucuchíes en el estado Mérida. Los personajes más resaltantes de la realización son el niño Diego y el señor Francisco. El menor debe quedarse con su abuelo durante tres meses que se convierten en una travesía llena de reflexiones. El abuelo está en sus últimos días y a pesar de su vejez en la película se deja en claro que no le exigía a nadie algo que él mismo podía hacer.

En la puesta en escena se utilizaron las montañas y una casa muy humilde. El hogar del abuelo era sencillo. Oscuro. A la antigua. Las paredes y los muebles no son nada lujosos. Lo único lujoso que se puede observar en la película es la importancia de los muchos libros que aparecen recurrentemente a los cuales se hacen referencia.

La música utilizada por la producción, mayormente es lirica y dramática. Mientras transcurren las escenas la música aporta sentido y valor transmitiéndose de fondo. El vestuario y el maquillaje se apegan a la ruralidad de los andes.

Asimismo, en esta producción se hacen presentes otros personajes que ayudaron a dar sentido a la película; entre ellos, Ana, la madre de Diego. Isabel, la nieta de Rosario, una amiga muy querida de Francisco. Luego Isabel se convirtió  en la pareja de Diego. Tampoco se pueden dejar atrás la participación de un cachorro llamado tres en uno y un burro muy travieso llamado Platero.

Algunos pobladores del páramo venezolano también participaron en la producción cinematográfica dando un toque de autenticidad al audiovisual que otros actores no podían dar.

Por otro lado, hay varios temas que surgen a lo largo de la película, como la aparición del padre de Diego en sus sueños luego de haber sido abandonado, el conflicto de adaptación con los otros niños y con el entorno por ser capitalino y no estar acostumbrado a la ruralidad de Mérida y el despertar todos los días para aprender algo nuevo y crecer en experiencias.

Lo más importante que deja la película es su carga en valores. Resalta la importancia del amor y la familia, al igual que la inclusión y la pasión por hacerle bien al otro, el trabajo en equipo en los campos y la defensa de la finca de Francisco por parte de toda la comunidad aledaña como muestra de apoyo y amistad.

Todo, girando alrededor del manzano que decidió ser azul. En el guion de la película se apuntan dos ideas muy conclusivas. La primera es sobre el porqué el manzano es azul; Francisco explica que “fue una decisión del manzano y hay que respetarlo”, sobre esto se destaca la importancia del respeto hacia el prójimo.

La segunda, es la reflexión en cuanto a lo que haría luego de su muerte diciendo que “yo siempre voy a estar por ahí haciendo algo o recogiendo la cosecha aunque sea con la mirada”.

Esta filmación cien por ciento criolla, exalta al venezolano desde un punto de vista muy humano. Muestra la sencillez, el carisma y la forma de manejar las cosas de los venezolanos ante la adversidad y los cambios; dejando así en claro, la importancia del respeto y la solidaridad que caracteriza al país.

 

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