Biodanza: movimientos que fortalecen el alma

La danza de la vida. Bajo esta frase metafórica se explica el propósito del término Biodanza, disciplina que permite armonizar cuerpo, mente, emociones y sentimientos.
A través de la interacción con un grupo de personas se experimentan vivencias armonizadoras protagonizadas por el movimiento, la relajación y la voz. Es así que da una ceremonia de encuentro donde cada movimiento es único y pleno, capaz de exteriorizar los más profundos sentimientos que cada sujeto lleva dentro.
Según explica Sol Almao, profesora de biodanza en Kintsugi Espacios de Resilencia, la música por medio de la cual se ejecutan los movimientos es estudiada semánticamente para hacer posible la integración congruente entre el cuerpo, el alma y la mente.
“La biodanza hace referencia a un sistema de integración afectiva. No es un baile, solo de da una danza. Mediante movimiento y ceremonias de encuentro, somos capaces de modificar el organismo y la existencia del ser humano, a través de ejercicios. Se hace de una manera muy sutil e ingenuina
porque cada movimiento es único y pleno”, explica Almao.
Según la experta, el propósito fundamental es cambiar la consciencia y transformar nuestro ser, para así
poder rescatar todo aquello que nos impulsa a decirle sí a la vida.
“Esta modalidad permite a cada persona conectarse consigo mismo y además brinda la oportunidad de cambiar la manera de ver la vida para actuar desde el amor. Por medio de la expansión de la consciencia se reestablece el vínculo primordial con el universo”, enfatiza Sol.
Los ejercicios que acá se ejecutan son sensoriomotores y afectivomotores, haciendo uso principal de la kenestésica. “Esto se da a través de la vivencias integradoras y movimientos sutiles con pleno sentido, capaces de reparar la disociaciones inducidas por la sociedad”, indica Almao.
Según ella, la Biodanza trabaja con cinco líneas de vivencia que son potenciales géneticos con los cuales el ser humano nace. Entre ellas destacan la vitalidad, que hace referencia al impetud mental y la autorregulación, “esa que necesitamos los seres humanos para no caer en estrés”.
Además, involucra la sexualidad, el placer y el deseo de vivir, acompañado de la creatividad, la trascendencia y la afectividad. Esta última hace referencia al amor y a su increíble potencial de hacer desaparecer las “corazas” que se ponen los seres humanos para evitar experimentar a plenitud sus sentimientos.
Almao también destaca la importancia de la respiración y la concentración, las cuales permiten conectarse con otros y consigo mismo a través de caricias, la regresión y el transe, eliminando así toda barrera que impida el inicio de este proceso.
“Entre los poderes de la biodanza se encuentra la música, esa que nos permite entrar a profundidad y
sentirnos vulnerables ante cualquier emoción. También es necesario un grupo, porque esto no se da cuando hay una sola persona. El grupo es la matriz de renacimiento que permite la integración a nivel afectivo y de miradas”, sostiene la profesora.
Explica que está dirigido a todo tipo de publico, desde niños a adultos mayores. Según ella, sus beneficios son múltiples, entre los que destacan: la capacidad de descubrir y desarrollar nuestros potenciales, desaparición paulatina de tensiones, estrés y dolores, superación de estados de carencia afectivo-emocional, reducción del pensamiento compulsivo-negativo. Además, fomenta y mejora la expresión y comunicación, aunado al reencuentro consigo mismo y con los demás por medio de la música que permite expresar los sentimientos del alma.