Mitos y realidades sobre los computadores cuánticos

En octubre de 2019, la computación cuántica acaparó durante varios días titulares de noticias en todo el mundo. Un equipo de investigadores del gigante tecnológico Google había conseguido alcanzar la supremacía cuántica, venciendo a los supercomputadores más grandes del planeta con un ordenador cuántico.
No solo eso, sino que la diferencia de tiempos resultaba sencillamente apabullante: unos pocos minutos frente a los miles de años necesarios para realizar el mismo cálculo con un ordenador tradicional, reseña BBC Mundo.
Decenas de artículos y reportajes en prensa, radio y televisión se hicieron eco de este hito histórico e intentaron explicar al público no especializado en qué consistía realmente el logro de Google y qué eran esos misteriosos ordenadores cuánticos que se habían utilizado para conseguirlo.
Pese a su buena intención, la mayor parte de estas explicaciones deben haber sembrado más dudas que las que consiguieron aclarar.
Nada de magia ni fantásticos superpoderes
En los artículos de divulgación sobre computación cuántica es habitual encontrar una serie de analogías e imágenes recurrentes que no se corresponden con la realidad y que contribuyen a crear falsos mitos alrededor de las verdaderas capacidades de los ordenadores cuánticos.
Una de las más repetidas es aquella de que "un ordenador cuántico encuentra la solución a un problema probando simultáneamente todas las opciones posibles", refiere BBC Mundo.
Esta explicación no simplifica en demasía el funcionamiento de los computadores cuánticos. Más bien parece dotarlos de fantásticos superpoderes mediante los que completar cualquier cálculo es cuestión de pulsar un botón y esperar unos pocos segundos.
Pero, entonces, ¿no es cierto que un ordenador cuántico usa un paralelismo masivo para explorar, al mismo tiempo, todas las soluciones de un problema?
Como en muchas cosas que tienen que ver con el mundo cuántico, la respuesta es, a la vez, sí y no. Es verdad que una de las principales propiedades en las que se apoyan los algoritmos cuánticos es la superposición, esa misteriosa tendencia de ciertos sistemas físicos a encontrarse en una combinación de varios estados distintos. Pero esa es únicamente una parte, y bastante pequeña, de toda la historia.