Mac lento: 5 cosas que puedes hacer para mejorar la velocidad de macOS

Si eres de utilizar muchas aplicaciones en Mac, a veces puedes olvidar que tienes alguna de ellas abierta. Sobre todo, si es alguna que tengas fijada en el Dock, porque el icono se sigue quedando igual en el mismo sitio y quizá no te has dado cuenta de que tiene la señalización de que está abierta.
Por eso, el primer paso para intentar acelerar un poco el Mac es liberar la RAM cerrando aplicaciones abiertas que no estés utilizando. Para eso, puedes cerrarlas por completo utilizando el comando cmd + Q. Si tienes una ralentización puntual, cerrando algunas aplicaciones es posible que se solucione.
Cierra apps ejecutándose en segundo plano
Cuando tu Mac se está ralentizando en un momento concreto es posible que sea debido a la sobrecarga de trabajo. El primer paso es cerrar las aplicaciones que no usas, y el segundo es forzar el cierre de las que se estén ejecutando en segundo plano consumiendo demasiado.
Para revisar esto tienes que abrir el Monitor de Actividad buscándolo en la carpeta de Utilidades o pulsando la barra espaciadora + cmd y escribiendo “monitor”. Irás a una app que te muestra en qué se emplean los recursos del sistema, como la CPU o la RAM y la batería. Aquí podrás ver qué aplicaciones están consumiendo más y cerrarlas para darle un poco de aire a tu Mac y que deje de ralentizarse por la sobrecarga de trabajo.
Mantén el Mac siempre actualizado
Las razones por las que tu Mac puede ir lento son muchas, desde aplicaciones abiertas y en segundo plano hasta tener un hardware ya anticuado, pasado por problemas internos del código fuente del propio macOS. Cuando los problemas están en el sistema operativo, Apple suele ir solucionándolos con mejoras y actualizaciones.
Por eso, es importante mantener tu Mac siempre actualizado para asegurarte que se está el día en cuanto a lo que soluciones internas del código se refieren. Esto es especialmente importante cuando actualices a una nueva gran versión de Mac, porque puede necesitar dos o tres actualizaciones para empezar a pulirse.
Desinstala aplicaciones que no uses
Otra de las soluciones clásicas para agilizar un poco cualquier sistema operativo es liberar un poco de espacio en el almacenamiento interno desinstalando las aplicaciones que no utilices. Durante los años podemos haber tendido a acumular algunas que ya no usamos, las cuales pueden estar realizando procesos en segundo plano que ralenticen el Mac.
Para desinstalar las aplicaciones, simplemente abre el Finder y ve a la carpeta de Aplicaciones. En ella, arrastra las aplicaciones a la papelera de reciclaje del Dock, y se desinstalará y se borrará del almacenamiento interno.
Para desinstalar también los elementos asociados a las apps ve a la carpeta Biblioteca pulsando cmd + espacio y escribiendo ~/Library. Aquí dentro, entra en Application Support para encontrar todos los elementos relacionados con las aplicaciones que tengas instaladas y borrarlos.
Evita que las apps se ejecuten al inicio
Algunas de las aplicaciones que tienes instaladas en tu Mac se estarán ejecutando a la vez que inicies el Mac, y esto puede hacer que el proceso de inicio tarde un poco más por tener que abrir todas estas aplicaciones de una vez. Y aunque algunas de ellas seguro que te es útil que se inicien así, puede haber algunas otras que prefieres que no lo hagan.
Para configurar las apps que se inician junto al Mac abre los ajustes del Sistema, y ve al apartado de General. Aquí dentro, pulsa en la opción de Ítems de inicio, y tendrás una lista de todos los elementos que se inician junto al sistema. Los elementos aparecen en la tabla de Abrir al iniciar sesión arriba del todo, y solo tienes que elegir uno y pulsar en el icono de la resta para desactivar su inicio.
Decide qué apps se ejecutan en segundo plano
También dentro del apartado de Ítems de inicio al que hemos ido en el paso anterior tienes la sección de Permitir en segundo plano. Aquí tendrás una serie de elementos que solicitan permiso para actualizarse en segundo plano y mantenerse en ejecución, y podrás desactivar esos que no quieres que se mantengan en uso.
Aquí, debes tener en cuenta que cuando desactives uno de estos elementos dejarán de quedarse funcionando cuando los cierres o antes de que los abras, por lo que puedes perder funciones por las que instalaste las aplicaciones en primer lugar.