El diario plural del Zulia

Por una mujer asesinaron al joven de la discoteca

Mucha consternación se respiraba, ayer en la mañana, en la capilla velatoria San Alfonso. Y es que la muerte del joven de 20 años, Orlando Emiro Rivero Bastidas, causó conmoción en el seno familiar. Allí se preguntaban las causas por las cuales lo acribillaron, el pasado domingo en la madrugada, frente a una discoteca, en la avenida 15 Delicias con calle 79, de Maracaibo.

En ese hecho resultaron heridas tres amigas de la víctima: Nayim Johana Zeruzi, de 19 años, Douglimar Margarita García Roque, de 20, y una menor de 14 años. Las dos primeras se encontraban en estado delicado; una de ellas, en el Hospital Coromoto, y otra, en el Hospital Universitario de Maracaibo (HUM). La tercera fue dada de alta.

Todos ellos se transportaban en un vehículo propiedad del infortunado, un Kía modelo Río, color azul, placas AE623DV, que era objeto de experticias en el Cicpc.

La unidad presentó nueve impactos de bala en el parabrisas, uno en la capota, y otros tantos en el lado del conductor.

Consternación

En el velorio de Orlando, se escuchó decir que las jóvenes mayores de edad habían fallecido; sin embargo, fuentes del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc) aseguraron que eso es falso.

Al lado de la urna donde reposaban los restos del muchacho, quien estaba encargado de la carpintería Luciérnaga del Pedregal, propiedad de Luzmila Bastidas, su madre, se encontraba Carmen Godoy, tía de la víctima.

La doliente afirmó que al muchacho le contaron unos 30 balazos en diferentes partes del cuerpo. Aunque otra fuente policial aseveró que a Rivero le propinaron siete tiros en la cabeza. Trascendió que uno de los ojos lo perdió, por ello el difunto estaba dentro del ataúd con unos lentes.

Según Godoy, a su pariente lo estaban siguiendo desde la discoteca, antes de ocurrir el homicidio. “Él no tenía problemas, no tenía enemigos. Sí tenía muchas mujeres. Yo creo que a él lo mataron por un lío de faldas”, presume la tía.

Se conoció que Rivero y un sujeto discutieron fuertemente por el amor de una mujer, y al parecer el desconocido lo amenazó de muerte.

Una buena persona

Familiares y amigos de Rivero Bastidas coincidían en que él no se metía con nadie y era una buena persona.

Su hermana menor estaba presente en el velatorio. Recordó que a él lo vio por última vez, hace una semana, junto a la madre. Lamentó el crimen pues ella manifestó que lo quería mucho.

Algunos amigos de Orlando refirieron que él solía acudir a discotecas y a otros locales nocturnos, donde salía con amigas y se divertía hasta el amanecer.

El malogrado residía en el barrio El Pedregal, en la residencia donde al mismo tiempo funciona la carpintería. Era el mayor de dos hermanos y dejó en la orfandad a dos hijos, de uno y tres años.

Al joven lo sepultaron, en medio de una profunda tristeza, en el cementerio Jardines La Chinita, ayer cerca de la 1:00 de la tarde.

Mientras tanto, las autoridades investigan el hecho como una presunta venganza, por la cantidad de balazos que le propinaron a Rivero y a sus amigas. Aunque no se descartan otras hipótesis.

 

 

Lea también
Comentarios
Cargando...