Ve morir a sus hijos tras choque y explosión
Dentro de la Eco Sport plateada, placas AF187YA, había rastros de los excesos que cometieron sus ocupantes: ropa interior femenina y botellas verdes de cerveza. Su conductor Johanns Jairo Romero Villasmil, de 37 años, estaría con una “amiga” y una pareja disfrutando de la madrugada.
El grupo iba a toda velocidad a la altura de la Ferretería Bicolor, en San Francisco, en la vía que conduce a Perijá. Eran las 12.00 de la medianoche. La alegría de los hermanos Núñez Gil se apagó por completo cuando la Ford le llegó por detrás al Fiat 132 rojo, matrícula VF7395, en el que iban.
El vehículo que tenía apenas dos meses en manos de Yorgene Portillo, de 20 años, explotó. Lo demás fue muy confuso. Gritos, llanto, desesperación. Los adultos que iban en la parte delantera del carro se bajaron, al igual que Merly Paola Núñez Gil, de 14 años. La mayor de los tres hermanitos regresó por Melanny, de 8, a quien pudo poner a salvo. Cuando intentaba salvar de las llamas a Sebastián David Núñez Gil, de 4 años, una segunda explosión acabó con ambos.
Escenario
Melanny Núñez Gil (8) agoniza, al igual que su primo Yorgene Portillo (20) y Kimberling Elizabeth Olano Parra (22), con nueve meses de embarazo. Johanns Jairo Romero Villasmil (37) recibió una golpiza de los habitantes de la zona. No toleraron verlo ebrio frente a una escena tan demoledora. Logró irse a su inmueble, cerca del lugar.
Los primos no pudieron hacer nada por los pequeños. Las llamas consumieron 25 por ciento del cuerpo de Yorgene, quien logró salir del vehículo y ayudar a su esposa embarazada Kimberling, que tenía dos días con contracciones.
Los testimonios destacan el aplomo de Merly, quien pudo escapar de las llamas, pero al darse cuenta que faltaban sus hermanos se regresó a buscarlos.
Su muerte fue rápida. El fuego consumió el cuerpo de la adolescente en segundos, al igual que el de su hermanito. “Todo pasó en cuestión de segundos”, contó desconsolada Mary Carmen Gil, madre de las víctimas, con cinco años viviendo en Puerto Escondido, municipio Santa Rita.
Dolor de madre
Mary Carmen Gil iba unos metros atrás en el carro de una hermana. A lo lejos vio las llamas, pero nunca se imaginó que esas lenguas de fuego acabaron con la vida de dos de sus hijos. Se detuvo tras ver a su sobrino mayor pidiendo auxilio, a su esposa desmayada en el pavimento y a su niña menor con la piel prácticamente guindando.
Confundida Gil preguntó por sus otros dos pequeños y solo le señalaban al automóvil prendido en fuego. Los gritos de la educadora atormentada por la pérdida eran desgarradores, según los allegados.
Los transeúntes llamaron a los bomberos, quienes llegaron en minutos y apagaron las llamas. A los tres heridos los trasladaron hasta la Unidad de Quemados del Hospital Coromoto, donde ayer en la mañana estaba sentada con la mirada perdida Mary Gil, esperando noticias del estado de salud de Melanny. La muchacha presentó quemaduras en 90 % de su cuerpo.
Portillo está estable. A Olano tuvieron que practicarle una cesárea para traer al mundo a su hija Yorgeiberling, para luego sedarla y curarle las quemaduras que sufrió en el 40 % de su cuerpo.
Tras el accidente, Johanns Romero intentó huir y la comunidad lo evitó, lanzándole piedras a la camioneta. A él lo golpearon y hasta lo apuñalaron, pero como pudo escapó corriendo. Las dos mujeres y el amigo que lo acompañaban durante el ataque se escabulleron. Los efectivos de la Policía Nacional iniciaron la búsqueda del responsable. Lo encontraron en su vivienda tratando de escapar en un taxi con su esposa.
“¡Mis hijos eran unos ángeles y se me fueron! ¿Por qué, Dios, me castigaste de esta forma si yo no he hecho nada malo?”, decía llorando la madre, quien contó que vino desde Santa Rita hasta Maracaibo a visitar a sus padres, a quienes no veía desde el día de las madres. “Cuando ocurrió el accidente íbamos a casa de mi mamá en Villa Chinita. Mis hijos se fueron con mi sobrino mayor porque querían estrenar el cacharrito que tenía dos meses comprado”, dijo Gil, profesora de la escuela básica Bolívar Vive.