El diario plural del Zulia

“Los Burreros” rompen las leyes a sus anchas

La falta de una policía que haga cumplir las leyes hace que los llamados “burreros” estén en libre tránsito cargando “chatarra”, de dudosa procedencia, y dejando al descubierto la crueldad a la que son sometidos los burros.

En las calles y avenidas de la ciudad, y hasta en trillas, se ven a estos trabajadores informales haciendo su labor diaria. Cargando desde colchones viejos hasta partes de autos desvalijados. En la carreta montan cientos de kilos, algunas veces con cauchos no aptos y quien arrea la carga es un burro, denominado como un animal doméstico de la familia de los équidos, que pasa sol, calor y cansancio bajo unas condiciones infrahumanas que a ninguna autoridad parece preocuparle.

Posiciones encontradas

Para algunos trabajadores de chatarreras, “Los Burreros” son las personas que realizan el trabajo sucio. “Ellos están limpiando la ciudad, la procedencia de los artículos no les importa, solo quieren ganar dinero por obtenerlas”, dijo el empleado.

El funcionario de una chatarrera del estado, quien prefirió no identificarse, considera que estos trabajadores informales “hacen el trabajo de la Gobernación y de la Alcaldía”. Prefirió no profundizar sobre la venta de partes de vehículos que han sido previamente desvalijados. “Al día llegan unos 50 burreros. Ellos llegan con chatarra y nosotros nos encargamos de procesarla. Cuando le preguntamos de dónde sacan las partes de los carros, solo dicen que la encontraron en la vía pública”, remató el el empleado. 

Autoridades silentes

En la Circunvalación 3 y en la vía a El Bajo se ven, con frecuencia, a los animalitos arrastrando una carreta con la chatarra y además a dos o tres “burreros” llevando las riendas. Ante estas escenas de presunto delito los cuerpos de seguridad no hacen nada al respecto.

Versión Final pudo entrevistar a algunos de los trabajadores informales a los que se les preguntó de dónde obtienen las piezas. La mayoría coincidió: “A veces las conseguimos regaladas en un taller”. 

A uno de los abordados, llevaba en la carreta un caparazón de un Fiat Tucán. Por la obtención de esa pieza dijo que se la regalaron en un taller en El Silencio. “Yo la monté en mi burro y en la procesadora me la compran en más de dos mil bolívares”, dijo el hombre, quien no se identificó.

Al preguntarle que si en alguna oportunidad los cuerpos policiales lo han interrogado sobre la procedencia de las piezas, responde tajantemente que sí, pero lo dejan ir porque alega que la encontró en plena vía pública.

Una fuente extraoficial informó que en muchos talleres llegan carros robados y los desmontan para cambiarlos por otros. “Después que le quitan la chapa llaman a ‘Los Burreros’ para que los vendan en las chatarreras y no queden evidencias”.

Una fuente ligada al Instituto Municipal del Ambiente (IMA), destacó que todos los cuerpos de seguridad deben trabajar mancomunadamente para hacer cumplir las leyes. Pero lamentablemente muchos ven esto diariamente y no hacen valer su autoridad.

Uso indebido

Para la médico veterinaria, Jacqueline Montaño, presidenta de la Fundación Bienestar Animal, los burros son usados equivocadamente. Porque se sabe que son animales que pueden ser utilizados para el trabajo pero no en exceso ni en condiciones de crueldad.

Acotó que además de una buena alimentación necesitan vitaminas, tener herraduras y no ser sometidos a golpes y a largas caminatas con sobrepeso. “Hay que valorar el animal”, afirmó.

 

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