Otro sicariato en El Museo
Dos disparos escucharon los residentes de la calle 108 del barrio El Museo, parroquia Luis Hurtado Higuera, a las 11:00 de la noche del pasado martes. “No salimos porque era muy tarde y nos daba miedo”, dijo una mujer de tez morena, contextura delgada y cabello castaño, que pre rió no identificarse. Ayer a primera hora encontraron el cadáver en el famoso hueco conocido como La Cochinera.
El cuerpo estaba boca arriba, sobre una bajadita rodeado de basura, con un disparo en la cabeza y las manos maniatadas con tiras sobre su ombligo. El pecho lo tenía descubierto, la franela azul marino que cargaba puesta se la colocaron detrás del cuello.
El jean azul que le sostenía una correa de tela roja estaba sucio. Los curiosos intentaron quitarle las gomas blancas con detalles azules y el símbolo de la Nike.
Las manos estaban moradas por la sangre coagulada al igual que sus párpados. El disparo no salió y estalló dentro de su cabeza. La sangre que brotaba de ella con las horas se secó sobre la arena y los escombros que lo rodeaban.
Los vecinos denunciaron lo peligroso que se ha vuelto el barrio, al punto de llamarlo “el nuevo depósito de muertos”. Comparan el sector con El Palotal, cuando hace unos años atrás en sus trillas no faltaba un cadáver abandonado.
Preocupación
En menos de un mes el Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), ha levantado cinco cadáveres en la zona.
Los detectives durante sus experticias no encontraron ningún tipo de documento que identificara a la víctima. En el sitio colectaron dos casquillos percutidos, los mismos que escuchó la comunidad. Pero solo un proyectil le atravesó el cráneo.
Para los sabuesos el móvil del crimen es la venganza. Indagan que deudas o rencillas tenía el ultimado para determinar los motivos de su muerte.
Denuncia
La oscuridad de la barriada, la soledad y la alta peligrosidad que el barrio El Museo vive, tienen en alerta a sus habitantes. Estos se quejan y piden auxilio a las autoridades para depurarlo tanto de delincuencia como de la basura que abunda.
“No puede ser que en menos de dos meses en la barriada hayan dejado abandonado cinco cuerpos. Esto hay que detenerlo”, dijo Rosa María, una vecina, quien mostró preocupación por el ejemplo que sus niños ven.