“Brunito” pagó 300 mil para asegurar el crimen
Dos semanas no fueron su cientes para que Santiago Allio, alias “Brunito”, planificara junto a sus tres aliados la brutal muerte de su padre, Bruno Allio, el pasado viernes.
Después de 8 horas de entrevistas sostenidas con sabuesos del Cuerpos de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (Cicpc), el joven de 27 años, el consentido de “papi”, no resistió la presión de los detectives quienes dudaron desde el primer momento de su inocencia. Su cara pálida, manos sudorosas y actitud sospecha lo delató.
Un vocero oficial informó que “Brunito” confesó haber ofrecido un millón de bolívares a los sicarios, de los que pagó 300 mil de adelanto por liquidar al empresario ítalovenezolano.
Al ejecutar el plan, pagaría los 700 mil restantes. Según la fuente, él no quería compartir la herencia, atormentado acudió a su amigo Adolfo Hernández, de 23, quien le prometió contactaría a otras dos personas para encargarse del trabajo.
En un principio, Santiago, expuso que los sicarios estaban exigiendo la camioneta de su padre y bajo amenazas le decían que matarían al empresario y a su novia si no los complacía. Por lo que decidió colaborarles, pero que nunca imaginó que los “chamitos” matarían a su padre.
Sin embargo, los especialistas de la policía científica no le creían e insistieron con el interrogatorio hasta que confesó, que en dos semanas él y sus tres compinches planificaron su muerte.
“Sacó la pistola Beretta un día antes del crimen, el viernes en la mañana le abrió la puerta a los hampones y dejó que se subieran a la Cherokee, se montó en su camioneta último modelo de alto cilindraje, y les dijo a sus amigos que él estaría cerca del lugar. El plan era llevarlo a un sitio aislado y darle muerte, pero el plan se arruinó”, indicó el vocero oficial.
Su teatro barato se cayó el mismo día del crimen. “Brunito” y sus cómplices fueron presentados ayer ante el Tribunal Cuarto de Control.