Agresión, golpes y amenazas: El horror vivido en finca de Machiques

Un grupo armado identificado como miembros de la etnia yukpa irrumpió violentamente en la finca Nazareth, ubicada en el sector Tokuko del municipio Machiques de Perijá, el pasado lunes 12 de mayo.
La acción dejó un saldo devastador. Trabajadores golpeados, amenazas de muerte, un secuestro colectivo y el abuso sexual de una joven de apenas 18 años, quien cargaba a su bebé en brazos.
Según el testimonio ofrecido a Versión Final por el administrador de la finca, Diego Salazar, indicó que "un grupo de hombres armados ingresaron en horas de la mañana, algo inusual, ya que anteriores irrupciones ocurrían de noche y sometieron a los trabajadores a golpes con las culatas de sus armas. Entre las víctimas se encontraba una cocinera, que también fue agredida físicamente, y quien es madre de una niña de un año".
Los atacantes obligaron a los empleados a caminar descalzos varios kilómetros hasta otra finca vecina, llamada "Las Delicias" propiedad de Salazar y previamente invadida en noviembre de 2024 por los mismos agresores.
Una vez en ese lugar, los trabajadores fueron amarrados, vendados y obligados a acostarse boca abajo mientras recibían amenazas de muerte.
Durante este secuestro, la joven de 18 años fue violada por uno de los agresores, en un acto atroz perpetrado frente a su hija.
La víctima fue posteriormente evaluada por la medicatura forense del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas Cicpc, que confirmó la agresión sexual.
Uno de los trabajadores logró escapar y dar aviso en otra propiedad de nuestra familia, lo que permitió la movilización de apoyo. Tras varias horas, los secuestrados fueron liberados, pero el daño físico y emocional ya estaba hecho. Uno de los empleados, con la cabeza fracturada, tuvo que ser trasladado a un centro hospitalario", indicó Diego.
Las denuncias fueron colocadas ante el Cicpc y la Guardia Nacional. Se realizó una inspección en ambas fincas, y se tomaron las declaraciones de los trabajadores.
Sin embargo, la impunidad persiste. “Es la primera vez que entran de día, la primera vez que secuestran a los trabajadores, y lo más indignante, la violación de una mujer indefensa con su hija en brazos”, denunció Salazar.
Los productores de la zona se declaran en estado de zozobra permanente. “Hemos sufrido amenazas, robos, violencia sistemática. Nadie quiere trabajar en nuestras tierras por miedo. Nuestros muchachos tienen terror”, concluyó el propietario, exigiendo acciones urgentes por parte de las autoridades competentes.