"Me lo merezco": si tomas malas decisiones financieras, es por el descuento hiperbólico

Gracias al famoso "me lo merezco", más de un usuario ha comprado algo innecesario para ser feliz momentáneamente.
Aunque suene extraño, el descuento hiperbólico es un sesgo psicológico que se refiere a la preferencia que tiene el humano de obtener una recompensa inmediata, pero pequeña, a tenerla a futuro con más beneficios.
Según expertos, si lo más importante al tomar una decisión es su inmediatez, el descuento (el recorte en la ganancia) se vuelve hiperbólico (exagerado), independientemente de que el provecho sea menor.
Este tipo de decisiones impulsivas pueden provocar que el "yo futuro" se arrepienta de haber gastado dinero en algo que, en realidad, no necesitaba, pero sí quería momentos antes de adquirirlo.
Muchos filósofos, economistas y psicólogos han estudiado el fenómeno que nos hace tan felices por un periodo de tiempo menor. Los expertos aseguran que el descuento hiperbólico nos hace creer que, mientras más cerca esté la recompensa, se ve más atractiva, haciendo que la idea de esperar sea tediosa.
Si te ofrecen $100 ahora o $150 en una semana, ¿Cuál elegirías? Si nos dejamos llevar por el descuento hiperbólico, es probable que prefieras tener menos dinero antes.
Para luchar contra este impulso, toma nota de estas tres recomendaciones para que te rinda el dinero y seas feliz a largo plazo.
Puedes hacer un compromiso previo contigo mismo para evitar tentaciones futuras comprometiéndote a no gastar demás. Sin embargo, esto requiere de mucha fuerza de voluntad y a veces no somos capaces de mantener esta promesa.
Por otra parte, tener un fondo de ahorro puede ayudar bastante. Gastar parte del dinero y almacenar lo demás es una manera de superar poco a poco esta impulsividad.
Finalmente, los recordatorios también son de gran ayuda. Ya sean visuales, escritos o al conversar con otras personas sobre tus deseos de ahorrar puede tener efectos positivos en tus decisiones financieras.
También puedes recompensarte cada vez que cumplas con tu compromiso para condicionarte poco a poco a tener una rutina de gastos responsable. Por ejemplo, cada vez que abones algo a tus ahorros, por muy pequeño que sea, puedes ver tu serie favorita o hacer alguno de tus hobbies para bloquear las ganas de gastar.
Y recuerda: evita pensar "me lo merezco" si no es estrictamente necesario.