El diario plural del Zulia

El sorprendente crecimiento del cerebro en los primeros años de vida

Investigadores del prestigioso centro médico Cedars-Sinai, buscan comprender cómo interactúan la genética y las experiencias tempranas. Además, del entorno y la estimulación en el futuro aprendizaje y bienestar de los niños. Los primeros mapas detallan cómo se conectan las distintas regiones cerebrales durante la infancia

Durante los primeros años de vida el cerebro de un bebé crece a un ritmo vertiginoso. De hecho, los dos primeros años son considerados críticos para su desarrollo, ya que las conexiones neuronales que se forman en este período pueden influir profundamente en el aprendizaje, la conducta y la salud a lo largo de la vida.

Así lo afirman investigadores del prestigioso centro médico Cedars-Sinai, quienes buscan comprender cómo interactúan la genética y las experiencias tempranas para moldear el cerebro infantil.

Su objetivo es detectar lo antes posible cualquier desvío en el desarrollo y aplicar intervenciones que devuelvan al niño a una trayectoria saludable.

Queremos usar imágenes avanzadas como una herramienta para detectar desviaciones lo más temprano posible, para poder intervenir y devolver al cerebro a su desarrollo típico", explicó Wei Gao, director de Investigación en Neuroimagen del centro y profesor de ciencias biomédicas.

Gao detalló que en los primeros meses, el cerebro se enfoca en desarrollar funciones motoras y sensoriales. Más adelante se activan las áreas vinculadas con las habilidades sociales y emocionales, fundamentales para el bienestar a largo plazo.

El primer año, una ventana clave

“El primer año es crucial para el desarrollo socioemocional del bebé”, enfatizó Gao. “Brindar apoyo sensible y afectuoso permite que el niño establezca un vínculo seguro con sus cuidadores, lo que influye directamente en su calidad de vida futura”.

El equipo de Cedars-Sinai elaboró uno de los primeros mapas detallados que muestran cómo se conectan las distintas regiones cerebrales durante la infancia. Además, están realizando un seguimiento de más de 7.000 niños desde su nacimiento hasta los 10 años.

El estudio combina imágenes cerebrales con datos genéticos y ambientales para evaluar cómo factores como la salud materna, el entorno familiar o la exposición prenatal a sustancias afectan el desarrollo neurológico.

El objetivo final de esta investigación es claro, mejorar las herramientas para detectar riesgos tempranos y promover el desarrollo cerebral saludable desde los primeros días de vida.

La Dra. Jane Tavyev Asher, directora de Neurología Pediátrica del Hospital Pediátrico Cedars-Sinai Guerin, está trabajando con Gao para estudiar cómo las influencias externas afectan el crecimiento del cerebro.

Dijo que el tiempo frente a las pantallas en los primeros años de vida puede tener un efecto negativo en el aprendizaje.

"El cerebro está desarrollando sus patrones de comunicación en esos primeros años de vida, así que se está entrenando a ese cerebro exactamente lo que necesita para su futuro", dijo Tavyev Asher en un comunicado de prensa. "Si estás exponiendo ese cerebro a una pantalla, ese cerebro piensa que necesita ser capaz de prestar atención a estas imágenes que cambian rápidamente, pero no a las cosas más lentas del mundo real".

Pasar demasiado tiempo frente a las pantallas en una etapa temprana de la vida podría afectar a lo bien que los niños aprenden a leer y escribir más adelante, añadió.

El Dr. David Rowitch, subdirector de investigación del Hospital Pediátrico Cedars-Sinai Guerin, está estudiando cómo los genes de un bebé pueden afectar el crecimiento de su cerebro.

Casi un 80 por ciento de los bebés con una afección genética exhiben una manifestación neurológica", dijo Rowitch en un comunicado de prensa.

"Por ejemplo, podría ser debilidad de los músculos, convulsiones o una anomalía estructural del cerebro que identificamos mediante una resonancia magnética", continuó. "Es importante comprender y capturar estas afecciones para garantizar el diagnóstico y el tratamiento correcto".

Las pruebas genéticas modernas ahora pueden escanear el conjunto completo de ADN de un bebé, alrededor de 3 mil millones de pares de bases, y ofrecer pistas sobre la salud física y mental.

Rowitch dijo que combinar los resultados genéticos con las imágenes cerebrales podría ayudar a los médicos a detectar señales de problemas y proporcionar una atención incluso mejor.

"Queremos ser capaces de anticipar futuros problemas de salud o de neurodesarrollo", dijo. "Cuanto antes detectemos las alteraciones, antes podremos intervenir para mejorar la trayectoria del desarrollo del niño".

Eso podría incluir ayudar a los niños a prepararse para la escuela y apoyar el aprendizaje y el desarrollo a largo plazo.

"Si comprendemos cómo la genética afecta a la preparación escolar, eso comienza a abrir otro conjunto de preguntas", dijo Rowitch. "¿Cómo podemos hacer que un niño esté listo para la escuela y que, de otro modo, podría estar en una categoría de alto riesgo? Si podemos unir la genética, el mapeo cerebral y la evaluación cognitiva, podemos crear intervenciones que puedan ayudar a cada niño a alcanzar su potencial".

Lea también
Comentarios
Cargando...