Estudian en ratones nueva técnica que acabaría con el cáncer de páncreas
El cáncer de páncreas es uno de los tumores más letales. La mayoría de los pacientes fallece por esta enfermedad debido a que muchas veces los tumores se diagnostican tarde y a su resistencia a prácticamente todos los tipos de tratamiento, incluidas las inmunoterapias más nuevas.
Ingenieros biomédicos de la Universidad de Duke han demostrado el tratamiento más eficaz para el cáncer de páncreas jamás registrado en modelos de ratón. Los resultados se publican en la revista “Nature Biomedical Engineering”.
La mayoría de los ensayos con ratones consideran que simplemente detener el crecimiento del tumor es un éxito, pero el nuevo tratamiento fue más allá y eliminó por completo los tumores en el 80 % de los ratones en varios tipos de modelos, incluidos los que se consideran los más difíciles de tratar; reseñó ABC Salud.
El enfoque combina medicamentos de quimioterapia tradicionales con un nuevo método para irradiar el tumor. En lugar de administrar radiación desde un haz externo que viaja a través del tejido sano, el tratamiento implanta yodo-131 radiactivo directamente en el tumor dentro de un depósito similar a un gel que protege el tejido sano y es absorbido por el cuerpo después de que la radiación desaparece.
Hicimos una inmersión profunda a través de más de 1.100 tratamientos en modelos preclínicos y nunca encontramos resultados en los que los tumores se encogieran y desaparecieran como lo hizo el nuestro. Cuando el resto de la literatura dice que lo que estamos viendo no sucede, es cuando supimos que teníamos algo extremadamente interesante”, asegura Jeff Schaal, que realizó la investigación durante su doctorado en el laboratorio de Ashutosh Chilkoti, profesor de Ingeniería Biomédica en Duke.
A pesar de representar solo el 3,2% de todos los casos de cáncer, el tumor de páncreas es la tercera causa principal de muerte relacionada con el cáncer.
Es muy difícil de tratar ya que sus tumores tienden a desarrollar mutaciones genéticas agresivas que lo hacen resistente a muchos fármacos, y generalmente se diagnostica muy tarde, cuando ya se ha diseminado a otros sitios del cuerpo.
Otro método que los investigadores han probado consiste en implantar una muestra radiactiva encerrada en titanio directamente dentro del tumor. Pero debido a que el titanio bloquea toda la radiación que no sean los rayos gamma, que viajan lejos del tumor, solo puede permanecer dentro del cuerpo por un corto período de tiempo antes de que el daño al tejido circundante comience a frustrar el propósito.
“Simplemente no hay una buena manera de tratar el cáncer de páncreas en este momento”, apunta Schaal, quien, para eludir estos problemas, decidió probar un método de implantación similar utilizando una sustancia hecha de polipéptidos similares a la elastina (ELP), que son cadenas sintéticas de aminoácidos unidos para formar una sustancia similar a un gel con propiedades personalizadas.
El depósito ELP encierra el yodo-131 y evita que se filtre al cuerpo. El yodo-131 emite radiación beta, que penetra en el biogel y deposita casi toda su energía en el tumor sin llegar al tejido circundante. Con el tiempo, el depósito de ELP se degrada en sus aminoácidos constituyentes y es absorbido por el cuerpo, pero no antes de que el yodo-131 se haya descompuesto en una forma inofensiva de xenón.
“La radiación beta también mejora la estabilidad del biogel ELP. Eso ayuda a que el depósito dure más y solo se descomponga después de que se agote la radiación”, señala Schaal.
En el nuevo artículo, Schaal y sus colaboradores en el laboratorio de Chilkoti probaron el nuevo tratamiento junto con paclitaxel, un fármaco de quimioterapia de uso común, para tratar varios modelos de cáncer de páncreas en ratones.
Eligieron el cáncer de páncreas por ser difícil de tratar, con la esperanza de demostrar que su implante de tumor radiactivo crea efectos sinérgicos con la quimioterapia que la terapia de haz de radiación de duración relativamente corta no produce.
Los investigadores probaron su enfoque en ratones con cánceres justo debajo de la piel creados por varias mutaciones diferentes que se sabe que ocurren en el cáncer de páncreas. También lo probaron en ratones que tenían tumores en el páncreas, que es mucho más difícil de tratar.
En general, las pruebas mostraron una tasa de respuesta del 100 % en todos los modelos, y los tumores se eliminaron por completo en tres cuartas partes de los modelos, alrededor del 80 % de las veces. Las pruebas tampoco revelaron efectos secundarios inmediatamente obvios más allá de los causados por la quimioterapia sola.
“Creemos que la radiación constante permite que los medicamentos interactúen con sus efectos más fuertemente de lo que permite la terapia de haz externo. Eso nos hace pensar que este enfoque también podría funcionar mejor que la terapia de haz externo para muchos otros tipos de cáncer”, afirma Schaal.
Todavía no está disponible para uso humano
Sin embargo, el enfoque aún se encuentra en sus primeras etapas preclínicas y no estará disponible para uso humano en el corto plazo. Los investigadores dicen que su próximo paso son los ensayos con animales grandes, donde deberán demostrar que la técnica se puede realizar con precisión con las herramientas clínicas existentes y las técnicas de endoscopia en las que los médicos ya están capacitados. Si tiene éxito, miran hacia un ensayo clínico de Fase 1 en humanos.
“Mi laboratorio ha estado trabajando en el desarrollo de nuevos tratamientos contra el cáncer durante casi 20 años, y este trabajo es quizás el más emocionante que hemos realizado en términos de su impacto potencial, ya que el cáncer de páncreas en etapa avanzada es imposible de tratar e invariablemente fatal. Los pacientes con cáncer de páncreas merecen mejores opciones de tratamiento que las disponibles actualmente, y estoy profundamente comprometido a llevar esto hasta la clínica”, asegura Chilkoti.