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Venezuela: El miedo aún prevalece como estrategia ante unas municipales con la oposición desmovilizada

El gobierno de Nicolás Maduro intensificó una "ofensiva represión" contra opositores y funcionarios bajo acusaciones de "terrorismo" desde los pasados comicios del 25 de mayo. Expertos denuncian un clima de persecución política, miedo y abstención generalizada. Estas acciones amenazan con deslegitimar el próximo proceso electoral

A pocas semanas de celebrarse las elecciones municipales del 27 de julio, el Gobierno de Nicolás Maduro despliega un nuevo capítulo de su estrategia de fuerza y control: Detenciones por terrorismo.

Expertos advierten que la práctica envía mensajes claros para consolidar el miedo en la población que asiste, con clara desconfianza, a ver o leer las declaraciones de un Miraflores que no parece convencer, con pruebas plausibles, sobre las constantes conspiraciones.

La interpretación, en su mayoría, pareciera inclinarse entonces hacia un mero castigo en el calabozo por pensar distinto.

El analista político Osnel Gómez explicó que estas acciones, señaladas por organismos como la Cidh y la ONU, responden a una estrategia de presión y control social constante desde el Estado.

La reciente detención de más de 70 opositores, activistas y periodistas, incluidos colaboradores de María Corina Machado, sugiere que el objetivo es neutralizar cualquier disidencia antes de que pueda reorganizarse”, advirtió.

Paradójicamente, mientras el Ejecutivo defiende la bandera de la seguridad, la oposición venezolana atraviesa una de sus etapas más frágiles y atomizadas. Las principales figuras opositoras están en el exilio, inhabilitadas o divididas, y las bases ciudadanas muestran signos de desmovilización crónica.

El abogado y exparlamentario Carlos Casanova confirma que una matriz de opinión abstencionista domina el ánimo de los electores.

Si el ciudadano aprecia que los factores opositores están divididos, eso no motiva definitivamente al elector”, afirmó Casanova.

El llamado a la abstención de figuras como María Corina Machado ha calado hondo, en un entorno donde el voto ya no se percibe como herramienta de cambio.

Esa elección va a estar caracterizada por lo que ya vienen señalando las encuestas de una alta matriz de abstención”, agregó Casanova.

Y aún así, con esa fragmentación profunda de la oposición, el Gobierno de Maduro acelera capturas de opositores y divulga los éxitos de su política de seguridad al encarcelar a los cerebros de nuevos intentos para derrocarle.

El pasado 23 de mayo, el gobierno confirmó la captura de al menos 70 personas, entre ellos alcaldes, policías, funcionarios aduaneros y trabajadores públicos, bajo el argumento de estar implicados en supuestos planes para “desestabilizar” el país durante las elecciones regionales del 25 de mayo.

Uno de los casos más emblemáticos fue el del dirigente opositor Juan Pablo Guanipa una de las figuras claves en el apoyo a María Corina machado, detenido apenas dos días antes de los comicios.

El ministro de Interior, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, lo señaló como “uno de los jefes de una red terrorista”.

Él se ufanaba, se burlaba y se creía intocable e invisible, pero los órganos de seguridad del Estado venezolano han demostrado su eficiencia. Aquí no hay nadie invisible”, dijo Cabello durante una rueda de prensa.

Esta dinámica genera una atmósfera donde el voto deja de ser una opción. El sector de oposición ve las imágenes y videos de los dirigentes que mayor confianza imprimen, esposados, expuestos ante las cámaras como agentes desestabilizadores.

El presidente Maduro reforzó esta línea el pasado 30 de junio, cuando anunció en su programa “Con Maduro +” que habían “desarticulado nuevos planes terroristas” gracias a una cooperación con el gobierno de Gustavo Petro. Acusó directamente a Estados Unidos de estar “activando planes terroristas” desde Colombia, afirmando que en solo diez días “se capturaron terroristas llegados desde varias partes del mundo”.

No obstante, no se han presentado pruebas públicas verificables o al menos abiertas al escrutinio de abogados y prensa.

El politólogo Osnel Gómez enfatiza que estas acciones pueden estar más ligadas a la necesidad de construir una narrativa útil al poder, que a la existencia de amenazas reales.

Aunque el gobierno afirma haber desmantelado planes terroristas, la opacidad y la falta de pruebas verificables hacen difícil confirmar la veracidad de esas amenazas", apuntó Gómez.

Benigno Alarcón, director del Centro de Estudios Políticos de la Ucab, descartó que haya pruebas de acciones terroristas desde la oposición. Lo que sí identifica es una política represiva para impedir cualquier brote de inconformidad.

Creo que el gobierno trata a toda costa de mantener el control por las buenas o por las malas, trata de impedir cualquier manifestación o evento que de alguna manera pueda irse de control o que pueda generar reacciones como hemos visto en el pasado”, dijo.

La estrategia es preventiva, pero no frente a una amenaza real, sino al miedo de perder el control total del espacio público y político.

Lo más llamativo es que el gobierno no oculta la represión. La visibiliza. Es un control absoluto de la situación que quiere tener el gobierno, mediante el terror y la fuerza, lo hace porque siente que el poder solo se sostiene con el miedo”, expresó.

Jorge Morán, politólogo, advierte que la oposición no solo está sin rumbo, sino “inducida a la parálisis por el propio gobierno”.

No hay motivación en el elector opositor y a eso se le suma el llamado a abstenerse de MCM", dijo.

Según el último análisis realizado por la organización no gubernamental de derechos humanos ONG Foro Penal, el pasado 23 de junio se registraron 934 presos políticos en Venezuela, de los cuales 930 son adultos (840 hombres y 94 mujeres) y 4 son adolescentes.

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