Rixio Portillo, vaticanólogo: “El Papa Francisco siempre estuvo del lado de la Venezuela sufrida”

Rixio Portillo es uno de los comunicadores y expertos en temas vaticanos más reconocidos en América Latina y parte de Europa.
Portillo es egresado de la Escuela de Comunicación Social de la Universidad del Zulia, con estudios de postgrado en Gerencia de Empresa Mención Mercadeo. También cursó estudios de Periodismo Digital en la Universidad Gregoriana de Roma, y en Desarrollo Humano con el Celadic.
En entrevista con Versión Final, el zuliano, graduado como Doctor en Cultura de la Unidad por el Instituto Universitario Sophia, en Italia, habla sobre el impacto del Papa Francisco para la Iglesia católica a pocas horas de su muerte y analiza su rol frente a la crisis política de Venezuela.
Saludos, Rixio, me gustaría que nos detallara, a tu juicio, cuáles fueron los hitos más importantes de Jorge Bergoglio como Papa…
El Papa Francisco va a ser recordado por una postura de Iglesia más abierta. Un poco lo que significa esto de “Iglesia en salida” y que puede sonar como una frase un poco concreta, pero que se puede hacer realidad a partir de esa visión de apertura, de ser una iglesia abierta para todos. Creo que su gran huella para la Iglesia es tener una disposición distinta, una Iglesia que sale al encuentro de los demás, que sale a las periferias existenciales de todos los hombres y mujeres. ¿Qué minoría social no encontró un eco en el Papa Francisco? Pobres, migrantes, diversidad sexual. Para todos el Papa Francisco estuvo presente: una palabra, una cercanía, de tal manera que yo si creo que la huella que dejó es una Iglesia en salida, una iglesia abierta, una Iglesia que acoge. Obviamente, a partir de lo que dice la misma doctrina, pensemos en el año de la misericordia, en el Jubileo de 2016, reconociendo que la misericordia es en sí misma esencia de Dios. En ese contexto, Francisco hablaba de tres cosas: Cercanía, ternura y misericordia. Entonces, ¿Cómo poder entender qué ocurrió en este tiempo en de Iglesia? La vivencia de esta cercanía, con un papa cercano. La vivencia de un Papa que trataba de transmitir un poco de esa ternura y el reconocimiento de esa necesidad de misericordia en el mundo en que vivimos.
¿Por qué cree se recordará en el mediano o largo plazo su periodo?
A ver, creo que hay muchas cosas importantes, pero me parece importante la tarea cumplida de la reforma, que en su primer momento no se sabía hasta dónde podía llegar. Una reforma primero a la curia, a la estructura de gobierno dentro del Vaticano, que fue un proceso planificado con antelación y madurado a través del tiempo, y que se pudo consolidar después de la pandemia. La reducción de algunas oficinas y departamentos, la revisión de algunos presupuestos, bajar la parte financiera económica. Tenemos que recordar, por ejemplo, que le bajó el sueldo de los cardenales, el estipendio de algunos obispos, es decir, pasos sencillos que realmente hicieron el cambio.
¿Qué fue lo que más le sorprendió de su gestión y por qué?
Creo que hay un rasgo que tal vez pueda sorprender, el de la comunicación. Fue un Papa que trastocó la forma de comunicar no solo desde la oficialidad, sino que rompió esquemas. Francisco se saltaba normas, hablaba con absoluta libertad. Hay un libro de Federico Lombardi que dice que al Papa no le tutelaron los pasos en la comunicación. Ni siquiera atendía a la importancia de la estructura de comunicación: director de prensa, vocero, no era necesarios. Era él mismo el que salía, el que informaba y el que decía. Una persona que lo visitaba podía grabar una selfi y hacerse virales. Esto hacía que fuera un Papa contemporáneo, del siglo 21, de redes sociales, de comunicación digital, de estar presente en las tendencias, en los challenges, pero no desde la vaciedad, la banalidad o la autoreferencialidad, sino al contrario, desde la autenticidad. Creo que el clik que hacia el Papa Francisco con la audiencia era el de una persona única, auténticamente libre, sin filtros ni poses. Si había algo que lo enojara, lo manifestaba, o si algo lo alegraba igual lo decía. Ese rasgo de autenticidad es algo que vale la pena mencionar. Siempre digo que es algo evolutivo porque Juan Pablo II era un maestro de la comunicación, pero este rasgo era desde la simpleza, desde la sencillez, desde lo auténtico. Pienso que, hasta en sus últimos días, fue un Papa al que no le importó salir sin sotana para hacer un recorrido en la Basílica de San Pedro.
Rixio Portillo (en la foto con Francisco) es profesor investigador en la Universidad de Monterrey, en el Departamento de Cine y Comunicación. En Venezuela fue profesor en la Universidad del Zulia y en la Universidad Católica Cecilio Acosta, en donde se desempeñó en los siguientes cargos: Director de Programa Comunicación Social, mención Desarrollo Social; Director de Comunicaciones; y Decano de la Facultad de Ciencias de la Comunicación. Actualmente es escritor en Vida Nueva (España - Colombia), con participaciones en las revistas: Limes On Line (Italia), Ciudad Nueva (iberoamericana), 360 UDEM (México), y Tres Puntos (México), y El Pitazo (Venezuela)..
En Venezuela se le critica por su postura poco vertical contra Maduro y sus adláteres, en este sentido, me gustaría su percepción…
Sobre Venezuela pienso que fue un Papá que habló mucho, que dijo mucho, que siempre dijo presente. Creo que fue una preocupación que estuvo presente, en su mente y su corazón. La presencia en discursos oficiales, en comentarios espontáneos, en las conferencias de prensa, en los vuelos, en los mensajes urbi et orbi, en los discursos al cuerpo diplomático acreditado. Te voy a dar nada más un ejemplo: en el año 2018, el primer personaje público en el escenario global que habló de una crisis humanitaria sin precedentes históricos en Venezuela fue el Papa Francisco. Me parecería que como venezolanos sería muy mezquinos en no reconocer lo mucho que dijo y lo mucho que hizo. Obviamente dentro del esquema de la diplomacia vaticana que se mueve con la neutralidad, que se mueve con la discreción, creo que estuvo muy presente.
Era tanta su preocupación que en 2016 envió dos representantes para una mesa de diálogo y no podemos decir que fracasó porque el Vaticano no estuvo presente, al contrario, lo poco que se logró fue porque el Vaticano estuvo presente. El tiempo ha demostrado que las partes son las que no tienen ningún tipo de interés. Recuerden el viaje a Egipto, en la conferencia de prensa, cuando dijo: “Se juega un pin pirulero entre las partes y las víctimas siguen estando ahí”.
De tal manera que el Papa Francisco siempre estuvo del lado de la Venezuela sufrida, de la Venezuela herida, de la Venezuela sufriente. En la carta al Cardenal Baltazar Porras por motivo de su cumpleaños, le dice: “Los poderosos que estrangulan al pueblo”. Es, por eso, insisto, mezquino de algunos venezolanos, decir que el Papa no dijo y no hizo, porque hizo muchísimo, y yo soy de los que piensa, que nos tuvo siempre en su corazón. Creo que el último regalo fue el de la beatificación de José Gregorio Hernández, muestra de que quería algo bueno y bonito para Venezuela.
Para la Iglesia venezolana en general, qué fue lo más significativo, durante su periodo…
Creo que fueron unas declaraciones no oficiales por parte del Papa Francisco, cuando dijo: “En la voz de los obispos resuena mi voz”, que no fue sino un autoidentificarse con los obispos de Venezuela, con los pastores de Venezuela. También la designación de dos cardenales (el cardenal Porras y el cardenal Diego Padrón), y lo uno con la respuesta anterior, es decir, cómo no reconocer que el Papa nombró cardenales a dos obispos que han sido garantes y defensores auténticos de nuestra democracia. El episcopado de alguna manera se ha compaginado, configurado un poco a lo que el Papa Francisco promovió: Siempre hubo una gran unidad, una gran cohesión, una gran colegialidad. Y el Papa Francisco hizo cosas con los obispos de Venezuela que son únicas y de admirar: mensajes, cartas. Recuerdo, simplemente para contar alguna anécdota, en una de las visitas del 2018 en el Vaticano el Papa les confesó cómo fue el encuentro con el Ejecutivo de Venezuela en 2016. Y se los dijo abiertamente, con detalles. El Papa estaba muy claro de lo que ocurría en Venezuela y estoy segurísimo que siempre estuvo del lado de la Venezuela pobre, de la Venezuela herida, de la Venezuela que necesita de una palabra y soy de los que piensa que esa Venezuela se lo reconoce, lo aprecia y lo estima. Y también lo acompaña en esta etapa.
Entre los diferentes nombres para sustituir a Francisco resuena el del cardenal Pietro Parolin, secretario de Estado del Vaticano, con un fuerte lazo con Venezuela ¿Cómo valora esta posibilidad?¿Cómo avizoraría su posible mandato con Venezuela como epicentro?
Soy de los que piensa que en este punto resulta un poco prematuro hablar de una sucesión, aunque estemos hablando de días: vienen las exequias, luego los Novendiales y posterior es que comenzará el proceso de conclave, a pesar que desde este martes comienzan las congregaciones generales de cardenales, pero un rasgo que creo importante destacar, es que es un colegio de cardenales muy amplio, son muchos cardenales electores de lugares que no se conocen, porque el Papa Francisco iba a los lugares más alejados. De tal manera que eso prevé que sea un conclave que no se decidirá sino dos o tres días después. Si me preguntas a mi yo me iría más por un perfil de cómo podría ser un nuevo papa y no de quién sería, para no tener ningún tipo de características predictivas. Pienso que tiene que ser un nuevo papa en continuidad al ideal de Francisco, de Iglesia pobre para los pobres, de Iglesia en salida, de Iglesia que camina junto con sus pastores y pastores que caminan junto con su pueblo, preocupada por el mundo, ocupada en las cuestiones del mundo. No viéndose como a un museo al que proteger sino como esto que decía Francisco: un hospital de campaña que sale a curar las heridas del mundo. Quizás sería bueno sí que fuera un poco menos mediático.