Productos importados son peores y más caros
La sustitución de los casi desaparecidos e inalcanzables productos regulados prolifera en los comercios de Maracaibo. Un recorrido por la capital zuliana y San Francisco permitió a Versión Final contabilizar 11 productos que comienzan a tener sustitutos con versiones importadas. Sin embargo, los precios de los artículos foráneos son difíciles de pagar.
“Es un avance que haya por lo menos qué comprar, pero creo que nada se compara con la calidad de los que hacemos aquí. Para mí, las mejores arepas se hacen con Harina Pan, la mejor salsa de tomate es la Heinz y lo mismo opino de los productos de higiene personal, pero estos reemplazos se han convertido en la única opción. No son malos, pero tampoco tan buenos como los nuestros”, relató Ana Villa.
Para otros consumidores, el precio es lo más difícil de asimilar, ya que con un bono de alimentación de 18 mil 600 bolívares se hace matemáticamente imposible realizar una compra que sirva para al menos subsistir, cuando cada artículo sobrepasa los mil bolívares. “Es preferible entrar a un supermercado y pagar mil bolívares por un paquete de harina para hacer arepas que tiene ese valor porque viene de afuera, que pagar mil 500 por uno de aquí que costó menos de 200 bolívares y el ladrón bachaquero quiere venderlo en mil 500 o más”, consideró Manuel Paria, quien ya ha comprado hasta tres veces harina marca Campesina (Colombia).
Aún hay quienes se ven obligados a hacer las colas para comprar regulados, ya que su único ingreso es el sueldo mínimo. Es el caso de María Revilla, madre de dos hijos: “No hay pataleo; o hago las colas o no me rinde la plata para comer, pero si tuviera, compraría lo importado con tal de no sufrir en esas benditas colas”, exclamó, mientras observaba con pesar que una pasta dental colombiana cuesta Bs. 1.200. Las marcas distintas a las que compra el venezolano desde hace 30 años generan poca confianza. Han tenido mayor aceptación presentaciones de productos conocidos, aunque hechos fuera del país como Suavitel o Colgate. Predomina, no obstante, el erosivo poder adquisitivo del venezolano como condición para decidir qué comprar.
