El diario plural del Zulia

La ineficiencia dilapida el rol protagónico militar

La crisis económica, con el terrible rostro de personas haciendo colas por alimentos o afectadas por la escasez de medicamentos, agua, electricidad y una inflación y especulación avasallante, también impacta al mundo militar venezolano. Los soldados tienen familia y en oportunidades son la bisagra para controlar el malestar popular en el caos que representa, en esta era política, acudir a hacer una compra en un supermercado.

Desde que asumió el poder en 2013, el presidente Nicolás Maduro procura fortalecer los vínculos con la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Destaca el constante incremento de salarios y beneficios sociales y más recientemente con la concesión para la conducción de importantes empresas del Estado. En su discurso, la “unión cívico militar” es estandarte.

El pasado 13 de diciembre, en el Patio de Honor de la Universidad Militar Bolivariana y ante una parada de 1.950 soldados, el primer mandatario nacional sorprendió al ordenar que los militares en cargos públicos regresaran a los cuarteles. “Solo dejaremos a los necesarios”, aseguró. Poco más de dos meses después la palabra se duerme ante la acción.

La publicación de una encuesta de Venebarómetro, seis días después de la derrota en las elecciones parlamentarias, pudo ser un indicador de alarma. Las cifras de la medición revelaron que “la mayoría de los ciudadanos consultados rechaza la presencia de militares en áreas, como por ejemplo, la económica”.

De acuerdo con la encuesta y ante la pregunta si los militares debían regresar a sus cuarteles, “el 66% de los ciudadanos lo consideraron necesario”.

La economía venezolana, con todo y crisis, no debe ser dirigida por militares, opinó 73% de los consultados, según Venebarómetro. Incluso, ni siquiera los militantes del Gobierno, -al menos no su mayoría-, apoyan que militares dirijan la economía, sumó el sondeo.

Los números y advertencias de la investigación no le hicieron mella al Jefe de Estado, quien desde enero de 2016 fortalece su registro como el presidente civil que ha abierto más empresas militares en Venezuela.

Desde julio de 2013 hasta febrero de 2016, el Ministerio de la Defensa creó 11 empresas para el “desarrollo económico de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana”. Ocho de ese total abrieron durante el primer año del anuncio de la Zona Económica Militar: Banco de la FANB (Banfanb); Empresa Agropecuaria de la FANB (Agrofanb); Empresa Militar de Transporte (Emiltra) y la Empresa Sistemas de Comunicaciones de la FANB (Emcofanb).

Igualmente figuran en manos del poder militar la Televisión Digital de la FANB (TVFANB); Fondo de Inversión Negro Primero (Fimnp); Constructora de la FANB (Construfanb) y Agua Mineral Tiuna (empresa mixta dentro del complejo industrial del Fuerte Tiuna).En el mes de febrero pasado se sumaron la Compañía Anónima Militar de Industrias Mineras, Petrolíferas y de Gas (Camimpeg) y el Plan Agroalimentario de las Fuerzas Armadas. Queda pendiente que los milicianos se encarguen de las empresas expendedoras de gasolina.

Prebendas
Nicmer Evans, dirigente de Marea Socialista, politólogo y psicólogo social, considera que se trata de un juego “para tratar de estabilizar la crisis política, tratando de hacerla mucho más fuerte, mucho mas sólida, con la transferencia de prebendas políticas y económicas a la Fuerza Armada”.

Desde su óptica, en la historia mas reciente venezolana se ha demostrado que es un mito que los militares, por tener mayor disciplina, son más eficientes en el área gerencial. “Quienes han estado en funciones públicas por parte de las FANB, han dejado muy mal parados y con muy mal prestigio la capacidad gerencial de los militares en funciones de alto gobierno. Creo que es pertinente lo que dijo el presidente Maduro en determinado momento, que los militares vuelvan a sus cuarteles”, valoró.

“Lo que no es coherente es la profunda contradicción de ahora llevarle las empresas a los cuarteles, en lugar de sacarlos de la empresas para llevarlos a los cuarteles. Pretender calmar el malestar general de los venezolanos, y en específicos de las fuerzas armadas, generando mayor prebenda y compra de voluntades. Será un efecto bumerán que se le devolverá al gobierno de manera inevitable, si estas son realmente las intenciones”, estimó.

Desnaturalización
Para Morelba Brito, politóloga, magíster en Sociología del Desarrollo y Gestión Pública, ante la imposibilidad de Maduro de resolver la crisis y ante la pérdida del apoyo político en las elecciones del 6D, “le está transfiriendo el control político de la sociedad venezolana al sector militar.

Busca el apoyo político en el sector militar, transfiriéndole el poder”. Brito advierte que si van a estar ocupados, no solamente administrando los minerales y el petróleo, sino también ocupados en ser el motor del desarrollo agrícola, de ensamblar, garantizar algunos bienes públicos, los militares “no van a tener tiempo de defendernos. En el momento en que requiramos la defensa de alguna intervención extranjera, no van a tener el apresto, con todo respeto, van a salir corriendo, si ven a un uniformado de otro país dentro de nuestras fronteras”, expresó.

José Villa, investigador, especialista en sondeos de opinión, profesor de Economía de la Universidad del Zulia, recordó que el descontento general en el país, no escapa al sector militar. “Las Fuerzas Armadas podrían estar descontentas y una manera de mantener, quizá, contenta a las FANB, es ubicándola en estos cargos. Eso evitaría el descontento, algún tipo de malestar, de sublevación”, manifestó.

De acuerdo con el catedrático, el Gobierno lo que está haciendo “es compartir el poder con las fuerzas armadas para que se sientan corresponsables de las acciones del gobierno y, de esta manera, evitar algún tipo de acciones internas que pueden desembocar en una situación irregular dentro de la vida democrática”.

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