La Iglesia como voz del pueblo
La mediación internacional para el diálogo sigue bajo la lupa de la Mesa de la Unidad Democrática (MUD) y su militancia. El papel, para algunos sectores, parcializado de los expresidentes del gobierno de España, José Luis Rodríguez-Zapatero, y los exjefes de Estado de la República Dominicana, Leonel Fernández, y Panamá, Martín Torrijos, abre las puertas a la participación de representantes del Vaticano como potenciales árbitros para cualquier negociación.
El miércoles 13 de julio la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) se puso a disposición y ofreció sus buenos oficios para un diálogo en el país y para el reencuentro de los contrarios. Lo hizo con un exhorto leído por el arzobispo de Maracaibo, Ubaldo Santana, en el cual expresó que el Consejo Nacional Electoral (CNE) tiene la obligación de cuidar un proceso revocatorio para este año, pues es un camino democrático y retrasarlo es una medida absurda que pone en peligro la estabilidad del país.
Roy Chaderton, exembajador de Venezuela ante la Organización de Estados Americanos y miembro de la comisión de diálogo del oficialismo, salió al paso y torpedeó esa posibilidad: “No sería un mediador adecuado (…). Tomó partido político con uno de los bandos y algunos líderes clérigos no inspiran confianza”.
Eduardo Ortigoza, vicario episcopal para la educación y la cultura de la Arquidiócesis de Maracaibo, calificó esta opinión como “sectaria”. “Yo apelaría a quienes están descali cando a los miembros de la jerarquía, que son más de cuarenta obispos que tiene la CEV, que no den opiniones sectarias porque lo están haciendo desde un interés por no tener en una mesa de diálogo a los representantes de una institución que sí conoce a profundidad las realidades de Venezuela”, expresó Ortigoza.
Según del vicario de la Arquidiócesis de Maracaibo, al descalificar a la Iglesia se está “victimizando” a una institución. “Como dice el evangelio, herir al pastor es también herir al rebaño y muchas veces se pretende con una determinada intensión política golpear a los pastores para poder penetrar al rebaño, para poder penetrar a la feligresía”.
500 años de experiencia
En opinión del representante de la Iglesia zuliana no se puede descalificar a los pastores, quienes desde su óptica no tienen posiciones políticas. “Los pastores de la Iglesia venezolana no están representando a un partido, están representando a la inmensa mayoría de los venezolanos que día a día se acercan a nuestros templos, a nuestras iglesias a manifestar sus necesidades, a manifestar sus angustias y sobre todo a pedir el apoyo de una institución que desde hace más de 500 años está trabajando por el bien y por el progreso de Venezuela, no por una parcialidad política”.
Ortigoza considera que las declaraciones del vocero oficialista no le hacen mella al interés de la Iglesia católica venezolana de participar en el diálogo entre el Gobierno y la oposición venezolana. “No le hace ningún daño por el contrario creo que de manera poco inteligente esos personeros del gobierno están descali cando a uno de los actores principales que puede ayudar muchísimo a construir lo que Venezuela está necesitando ahorita”.
Alertó que el Papa invita a dialogar y a buscar soluciones. “No dialogar para ganar tiempo o dialogar para defender posiciones unilaterales, sino dialogar para buscar ese bien común que tanta falta le hace a Venezuela, que es el bien común de los treinta y tantos millones de venezolanos que no tenemos buenos servicios, que no tenemos facilidad de acceso a los alimentos, que no tenemos medicinas, que somos objeto del hampa, de la delincuencia, la violencia, del crimen”.
Crítica con bases
De acuerdo con Ovidio Duarte Torres, párroco de la iglesia San Antonio María Claret, la reacción del oficialismo en contra de la Iglesia obedece a que “por encima de todas las cosas, nosotros, como Jesús nos enseñó, ponemos el dedito donde duele. Eso te puede pasar a ti, me puede pasar a mí cuando leemos el Evangelio. Cuando leemos el Evangelio si yo permito que el evangelio me interpele me da donde me duele”.
“La Iglesia siempre ha puesto el dedito donde duele, porque por encima de todas las cosas, por encima de los defectos que puedan tener los obispos, por encima de los defectos que puedan tener los sacerdotes, el problema es que nosotros no permitimos una verdad personal sino la verdad de Jesucristo, y la verdad de Jesús, de verdad, la verdad verdadera, produce dolor”. El párroco cree innecesario el enfrentamiento entre la Iglesia católica y algún sector de la sociedad.
“Nosotros no necesitamos confrontarnos políticamente con nadie, absolutamente con nadie, porque no es nuestra función estar a favor de alguien por votos. La Iglesia tiene una función distinta a la política”. Destacó que el interés de la curia venezolana es social y religioso. “La Iglesia quiere que este pueblo grande, maravilloso, extraordinario, en sus mujeres, en sus hombres, en sus profesionales, en toda la gente, sean lo mejor de la raza humana, eso es lo que la Iglesia ve, es lo que la Iglesia reconoce, es lo que la Iglesia quiere decir ante la gente”.
Caja de resonancia
Para Rixio Portillo, decano de la Facultad de Comunicación Social de la Universidad Católica Cecilio Acosta y periodista especializado en temas sobre la Iglesia católica, los obispos se hacen eco de la “situación del país límite” en el que vivimos. “Ellos tratan en la medida posible de no estar parcializados políticamente hacia ninguna de las tendencias sino ser lo más íntegro posible”. “Evidentemente como ellos reflejan los problemas o la crisis del país, no quiere decir que eso los supedite a sentarse a una mesa, porque al fin y al cabo y de alguna manera tienen el poder moral frente a la situación del país”.
Para el catedrático, el episcopado vive de cerca los problemas de los venezolanos y no deberían ser indiferentes. “Ellos están en el país y padecen como venezolanos los problemas que tenemos. Forma parte de su responsabilidad el anunciar pero también el denunciar lo que no esté bien. Eso no deslegitima a que puedan estar en una mesa de diálogo, tienen el deber de hacerlo”.
Cree que la Iglesia goza de la credibilidad de todos. “La Iglesia se encuentra en el cuarto lugar de los sectores con mayor credibilidad en el país y de alguna manera pueden hacer ese axioma de poder entrar tanto la Iglesia venezolana como representantes del Vaticano en una posible negociación”.