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La diáspora venezolana desarrolla su propia diplomacia civil

Los venezolanos en el exterior entienden que deben unirse para abrir puertas con los gobiernos que los reciben. Es la única forma de alcanzar un estatus migratorio que les dé cierta tranquilidad. Al menos el 68% de los venezolanos tendría pensado irse del país muy pronto. Tomás Páez, catedrático de la Universidad Central de Venezuela (UCV) y Coordinador del Proyecto Global de la Diáspora Venezolana, habla con Versión Final sobre estas realidades. La administración de Biden en EEUU ha decidido que no prolongará el Estatus de Protección Temporal TPS a los venezolanos. Expertos hablan de riesgos de deportación

Ya se cuentan en 9 millones de venezolanos los que han salido del país en la era chavista. Y las proyecciones apuntan a que el éxodo se incremente tras profundizarse la crisis política.

Estados Unidos ha anunciado que no prolongará el Estatus de Protección Temporal (TPS) para los venezolanos. Unos 117 mil connacionales entraron a ese país gracias a este programa.

La decisión del Gobierno de Biden sacude a muchos. Los que no regularicen su status antes del vencimiento del período designado (abril-2025) corren el riesgo de la deportación.

Los venezolanos en el exterior parecen aprender rápido que la organización es fundamental. Pese a ser una diáspora relativamente nueva, pero excesivamente masiva, se han constituido al menos unas 1300 organizaciones de venezolanos en varios países, según el Proyecto Global de la Diáspora Venezuela que están activas en más de 400 ciudades del mundo y unos 1500 municipios.

¿La motivación? impulsar ante las naciones receptoras el reconocimiento de status especiales de los venezolanos.

Los dirigentes políticos venezolanos que salen al exilio la tienen más fácil. Sus asilos resultan más expeditos y menos traumáticos burocráticamente hablando sea por su relevancia en el plano político o por la red de contactos que abren puertas.

Para Tomás Páez, sociólogo y catedrático de la Universidad Central de Venezuela y coordinador del Proyecto Global de la Diáspora Venezuela, si Estados Unidos quiere seguir creciendo va a necesitar de muchos migrantes, dice.

Y esos migrantes no abandonan la presión desde el corredor de México.

Con el fin decretado para el TPS y los pronósticos de una nueva ola migratoria (al menos el 68% de los venezolanos quiere abandonar el país), quienes más se activan son las propias organizaciones civiles.

Allí está la diplomacia pública que trabaja en varios flancos”, comenta Paéz.

Uno de esos flancos es obviamente el político, pero no el representativo del líder político venezolano, sino más bien el ciudadano que hace política, que toca las puertas, que insiste y es escuchado.

La gente busca apoyo en ONGs u otros venezolanos que se han congregado  y adelantado gestiones para poder enfrentarse a los trámites.

Ahora, con la decisión de Biden tienen, al menos en Estados Unidos hay una tarea titánica.

“Algunos podrían quedarse sin un estatus legal o perder la habilidad para trabajar mientras tanto”, señaló Yael Schacher, directora para América de la organización Refugees International en entrevista con la agencia EFE.

¿Cuáles líderes políticos asilados en Estados Unidos se pondrán al frente de la lucha para negociar con los influyentes de ese país y lograr que no bloqueen el parole humanitario a los venezolanos?

Hasta el momento no hay titulares, ni post, ni noticias que reflejen que alguno de los destacados, y no tanto, estén embarcados en la gestión.

Pero para Tomás Páez, pese a las dificultades de la migración o la regularización de estatus en los países de acogida, lo peor es la propia xenofobia del Gobierno de Maduro contra los propios venezolanos.

“Es en el  Gobierno venezolano donde se concentra toda la xenofobia, no en los países de acogida, sino en el gobierno venezolano, cuya xenofobia llega a tal punto que ni siquiera existen datos oficiales de la diáspora”, señala.

Y agrega: “En las estadísticas no existen los venezolanos que están fuera e incluso para votar. Si usted quiere votar, pague el pasaporte, pague para votar. Cuando es un derecho para el que solamente se requiere la cédula”.

Páez sostiene que, en este tema tan sensible hay que reconocer que no todos los migrantes venezolanos pueden ser calificada como refugiados y afirma que son “generalizaciones que hacen mucho daño a la diáspora”.

La diáspora es heterogénea, se mueve de mil maneras y por cantidad de razones, muchos no salen del país solo por la crisis económica, sino también por las crisis de servicio o la educativa”.

Y allí entran todos, los que tienen familias o son descendientes de ciudadanos de los países de acogida, lo que facilita la regularización de su estatus, hasta los que entran de manera irregular.

El catedrático advierte algo importante en el horizonte de Estados Unidos y es que no debe confundirse la campaña política del momento, con las políticas reales del país.

Quién resulte ganador de la carrera por la Casa Blanca, sea Donald Trump, por los Republicanos, o Kamala Harris, por los demócratas, seguramente tendrá en la mesa el tema de la migración y no se podrían descartar ahora mismo reenfoques sobre la sentencia a muerte del TPS.

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