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Conindustria: fiscalizaciones "arbitrarias" provocarán mayor caída en la producción nacional

Expuso que la economía nacional está quebrada y es responsabilidad del Estado por la devaluación de la moneda

La Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) insistió en que las últimas fiscalizaciones realizadas por la Superintendencia Nacional para la Defensa de los Derechos Socioeconómicos (Sundde) a los establecimientos comerciales del país, ordenándoles vender a "precios justos", no contribuirán a mejorar la economía del país.

"Las arbitrarias exigencias que también se están aplicando a las empresas industriales a través de fiscalizaciones, principalmente a las del sector alimentos, van a provocar una mayor caída de la ya deteriorada producción nacional. Actualmente en Venezuela solo se produce 10% de lo que se generaba hace 19 años. Si no hay producción, la escasez y los precios aumentan inevitablemente", reza parte del comunicado.

Coindustria expuso que la economía nacional está quebrada y es responsabilidad del Estado por la devaluación de la moneda, la falta de producción y empleo, y de esta manera es imposible que los ciudadanos tengan poder adquisitivo ni acceso a bienes y servicios.

El gremio industrial recordó que en 2017 presentó un Plan de Políticas Públicas para la reconstrucción industrial y económica del país, donde destacan propuestas en áreas fundamentales como el equilibrio fiscal y desmontaje de controles; convenios internacionales y logística portuaria que propicie exportaciones no petrolera, entre otros puntos.

A continuación el comunicado íntegro:

Ante la situación de hiperinflación y deterioro económico que sufre el país, con mayor énfasis desde 2017; la severa caída de la producción nacional y del empleo formal; el deterioro de los salarios y la pérdida de capacidad adquisitiva de la población, la Confederación Venezolana de Industriales (Conindustria) quiere hacer del conocimiento público su posición:

1. Entendemos y compartimos la necesidad de que los ciudadanos tengan acceso a los bienes y servicios, desde los más básicos como alimentos, medicinas, ropa y calzado, vivienda, acceso al transporte (público y privado), educación y trabajo, así como productos de higiene personal y del hogar, repuestos para sus vehículos, aparatos electrodomésticos, teléfonos, equipamiento para el hogar, servicios de salud, seguridad personal e información oportuna, confiable y veraz.

Pero no es mediante la aplicación de medidas efectistas y populistas, como la arbitraria exigencia a supermercados, abastos, zapaterías, ventas de ropa, licorerías y otros expendios, obligando a rebajar los precios a niveles que no cubren los costos, que se va a superar la hiperinflación, ni la crisis socioeconómica que golpea fuertemente a la población. Esta acción, además, se ha extendido a establecimientos industriales. Por el contrario, tales acciones –que contribuyeron a provocar saqueos y destrucción de los establecimientos comerciales mencionados- solo contribuyen a profundizar el problema de fondo pues las empresas que han tenido que enfrentar la pérdida del inventario y de su capital de trabajo tendrán serias dificultades para reponer los productos en los anaqueles. Esto se traduce en más desabastecimiento, inflación y angustia entre las personas que buscan desesperadamente comida para mantenerse a sí mismos y a sus familias.

2. Las arbitrarias exigencias que también se están aplicando a las empresas industriales a través de fiscalizaciones, principalmente a las del sector alimentos, van a provocar una mayor caída de la ya deteriorada producción nacional. Actualmente en Venezuela solo se produce 10% de lo que se generaba hace 19 años. Si no hay producción, la escasez y los precios aumentan inevitablemente.

3. La economía venezolana está quebrada y la salud de una economía es responsabilidad del Estado. La falta de acceso de los ciudadanos a los bienes y servicios fundamentales tiene sus razones en:

a) Los desequilibrios monetarios que han destruido al Bolívar como moneda y toda sociedad necesita una moneda como mecanismo transaccional y de ahorro. Estos desequilibrios se producen cuando el gobierno nacional gasta más de lo que gana y crea una moneda que no tiene fundamento ni en los ingresos por exportaciones petroleras y/o no petroleras, ni en la actividad económica local. Esto genera un déficit fiscal que luego se intenta cubrir con emisión inorgánica de dinero y su consecuencia es diluir el valor, y el poder adquisitivo de nuestra moneda nacional: el bolívar. Sólo entre el 3 de noviembre y el 29 de diciembre de 2017, la creación de dinero sin respaldo (la base monetaria) creció 214% según cifras del Banco Central de Venezuela;

b) La falta de producción de bienes y servicios, debido al acoso e irrespeto a la propiedad privada mediante la imposición de controles excesivos e innecesarios; por la imposibilidad de acceso a las materias primas; expropiaciones, confiscaciones e intervenciones de las empresas; amenazas y castigos a los empresarios forzando la huida del capital nacional y extranjero; así como la destrucción de la cultura de la educación, del esfuerzo y del trabajo como mecanismos de acceso y superación. Esto a su vez acabó con la productividad, competitividad y la esencia misma de una sociedad basada en el trabajo. Si el gobierno no permite el aumento de los precios, basados en los costos reales; y de los salarios, para que la población tenga acceso a los bienes que necesita, el país se paralizará.

4. Con una moneda devaluada y sin producción y trabajo, es prácticamente imposible que los ciudadanos tengan poder adquisitivo ni acceso a bienes y servicios. Las amenazas, fiscalizaciones, penas, castigos, descalificaciones, enfrentamientos y atropellos, no han servido ni servirán para crear valor y producción capaz de satisfacer las necesidades de un país.

5. Conindustria dio a conocer en noviembre de 2017 un Plan de Políticas Públicas para la reconstrucción industrial y económica del país, donde destacan propuestas en áreas fundamentales como: equilibrio fiscal y desmontaje de controles; convenios internacionales y logística portuaria que propicie exportaciones no petroleras; administración de las empresas por los ciudadanos y no por el Estado; reconstrucción de la infraestructura de servicios de electricidad, agua, telecomunicaciones, vías de comunicación y vivienda; modificaciones a la legislación laboral y fiscal para estimular el trabajo y la inversión; impulso a la investigación, desarrollo científico e inserción de tecnología y conocimientos; capacitación y educación para desarrollo laboral, productividad y competitividad; consensos y respeto por los acuerdos de largo plazo para generar confianza y gobernabilidad en un clima de libertad.

6. Estamos convencidos de que esta propuesta de Conindustria, surgida del trabajo y análisis de un conjunto de expertos en las diversas materias, puede ser el punto de arranque para que Venezuela comience a salir de los escombros en que está sumida y permitirá construir una nueva sociedad basada en los valores del respeto a la propiedad, a la libertad y al pensamiento.

Venezuela necesita con urgencia recuperar su producción. Solo así podremos transitar la vía hacia la recuperación económica, del empleo y de la calidad de vida.

Caracas, 19 de enero de 2017

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