Claudio María Celli: “Si fracasa el diálogo, el camino podría ser la sangre”

Siete días agotadores en torno al diálogo. Hoy se cumple una semana en que Monseñor Claudio María Celli, uno de los diplomáticos más experimentados de la Santa Sede, llegó a Caracas como enviado especial, nombrado por el Papa Francisco para servir como mediador entre Gobierno y oposición. La información que se ha filtrado por ambos sectores políticos deja ver la crisis de futuras negociaciones.
Ante este escenario, Monseñor Claudio María Celli confesó en una entrevista a La Nación que: “Si fracasa el diálogo nacional entre el Gobierno venezolano y la oposición, no es el Papa sino el pueblo de Venezuela el que va a perder, porque el camino podría ser el de la sangre”.
El enviado del Papa reconoció una situación “muy fea” en el país. “No hay comida, no hay medicinas. Es innegable que el país está enfrentando una situación muy difícil (…) Hay militares por doquier. En las partes de Caracas por las que pasé hay retenes en todos lados, policías, militares”.
El pasado lunes, cuando el sacerdote se reunió con la oposición, expresó primeramente su temor por los muertos que pudo haber arrojado la marcha convocada a Miraflores el pasado jueves, por lo que agradeció que la oposición haya suspendido la manifestación.
Sobre el primer encuentro que sostuvo con el presidente Maduro confesó que el jefe de Estado se había comprometido en cumplir la promesa hecha al Papa Francisco. A la segunda reunión el representante de la Igleisa le manifestó a Maduro: “Señor Presidente, esta mañana me encontré con la oposición y hay tres pedidos. Hay que dar señales y estas no necesitan tiempos bíblicos. Hay que dar señales de que el diálogo es el único camino, y que se puede recorrer en este momento”.
“Un lenguaje desarmado” fue el terminó que usó el enviado de la Iglesia para evitar las expresiones violentas, pero lamentó que el Presidente terminara llamando “terrorista” al partido Voluntad Popular. “El problema es que estas cosas son más fuertes que ellos”, defendió.
Agregó que está rezando para que el diálogo no termine siendo una misión imposible, pues justifica no sería el Papa, sino el pueblo venezolano el que va a perder. “Otro camino podría ser el de la sangre. Y Hay gente que no tiene miedo de que haya derramamiento de sangre. Esto es lo que me preocupa. Francisco está jugando un papel muy fuerte. Corremos un riesgo. Vamos a ver, que Dios nos ayude”.