El diario plural del Zulia

Carolina González, hija de Edmundo González: “Estoy convencida que esto es un designio del Señor”

Milagros Socorro entrevistó en Madrid, España, a la abogada, para Artículo 14. El diálogo revela intimidades sobre la personalidad de su padre, según María Corina Machado, presidente electo de Venezuela el 28 de julio pasado.

 

“Mi padre es la persona ideal para un gobierno de transición en Venezuela”.

La frase pertenece a Carolina González, hija de Edmundo González Urrutia y surgió en una franca, pero distendida conversación con Milagros Socorro, una de las periodistas venezolanas con mayor credibilidad, quien en su texto revela que durante la reunión con el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en La Moncloa, ella lo acompañó.

El encuentro, registrado el pasado jueves, se produjo de acuerdo con Socorro a menos de 24 horas de que el Congreso aprobara reconocer a González Urrutia como presidente electo de Venezuela e instara al Gobierno español a hacerlo.

Fue Carolina, quien esta semana se encargó de leer el mensaje de su padre a los venezolanos reunidos este martes en la Plaza de las Cortes, frente al Congreso, donde González Urrutia ratificó su compromiso con la causa de la libertad de Venezuela y con el liderazgo de María Corina Machado.

Es abogada, licenciada de la Universidad Católica Andrés Bello, Caracas, con una maestría en Derecho Financiero de la Universidad de Nueva York y, desde hace una década, vive en Madrid, donde ejerce su profesión.

¿Te enteraste?

Carolina contó cómo se enteró que su papá sería el candidato "tapa" de la oposición unitaria para las presidenciales del 28J.

En abril de este año, mi marido estaba viviendo en Nueva York y yo estaba en Madrid. En aquel momento, su trabajo estaba allá y, de hecho, yo lo había acompañado un tiempo. Pero en abril estábamos en continentes distintos. Él me envió un mensaje que decía: “¿Ya sabes lo que acaba de aceptar tu papá?”.

—No sé de qué me estás hablando -le dije. Inmediatamente, llamé a mi mamá y así fue como me enteré.

—Pero, cómo pasó esto -le pregunte a mi mamá-. En qué momento. Por qué me estoy enterando por Luis Enrique.

“Me explicaron que era una situación provisional, que mi papá sería el candidato [en sustitución de María Corina Machado, inhabilitada por el régimen de Maduro] hasta que la Plataforma Unitaria de la oposición eligiera un candidato definitivo para las elecciones en torno al cual todos estuvieran de acuerdo. Me dijeron que era el “candidato tapa”.

No te preocupes”, me insistió mi mamá, “tu padre será el candidato tapa por unos días, un par de semanas a lo más, hasta que ubiquen un abanderado de consenso; y luego, todo volverá a la normalidad”. Me quedé tranquila y mira adónde hemos llegado”.

Sin más explicación

Socorro escribe que la hija del presidente electo no parece encantada con los desafíos que ha debido enfrentar. Tampoco disgustada. Siempre se muestra modesta y un poco perpleja ante la sucesión de hechos, que no paran de dar virajes vertiginosos.

“Yo estoy convencida de que esto es un designio del Señor”, confiesa al pedírsele sus conjeturas respecto de la selección de su padre ni más ni menos que para medirse con Maduro.

No encuentro más explicación, por más vueltas que le dé, para que, de pronto, mi papá haya sido candidato a la presidencia de Venezuela y, ahora, presidente electo de la república. Un hombre que jamás ha tenido más ambición que hacer su trabajo de la mejor manera y representar a Venezuela con excelencia. Y no porque mi papá no tenga las virtudes que debe ostentar un presidente, claro que las tiene, pero es que mi papá había estado conviviendo conmigo de enero a marzo de este año, conversábamos de todo… Mi papá es un hombre versado en muchos campos y muy suave y afectuoso, ha sido un gran padre… Desde luego que hablamos sobre Venezuela, cómo no, si es su gran preocupación, pero en ningún momento mencionó una posibilidad ni remota de que podríamos encontrarnos en la actual situación. A finales de marzo, mis padres se fueron a Caracas y a las dos semanas de haber llegado allí, nuestra vida cambió.

—En esos meses, entre enero y marzo, ¿qué hicieron en Madrid?, le pregunta Socorro.

“Disfrutaron muchísimo, porque teníamos tiempo sin convivir. Se quedaron conmigo, en mi casa, con sus nietas. Paseamos, comimos rico, pasamos tiempo en familia, hablamos del futuro, pero no de este futuro. A partir de abril, hemos ido de sorpresa en sorpresa. Yo creo que mi papá es la persona ideal para llevar a cabo un gobierno de transición. Por eso, pese a la sorpresivo que ha sido todo, también lo encuentro muy lógico, porque mi papá es conciliador, paciente, no tiene posiciones tajantes sino que, por el contrario, confía en la negociación. Mi papá cree firmemente en la democracia y, sobre todo, cree que Venezuela no se merece lo que estamos viviendo.

Venezuela

Un hombre meditado y pausado

—Hay muchos episodios de nuestra vida familiar -sigue Carolina- que ilustran lo que trato de decir para esbozar una semblanza de mi papá. Pero el punto es que todos muestran a un hombre muy meditado y pausado, que encara los conflictos y los resuelve mediante la conciliación.

Fue un padre exigente, que disciplinaba y que nos inculcó sus valores, pero nunca fue regañón o severo. Y es un abuelo extraordinario. Es verdad que carece de experiencia en política, pero no es menos cierto que su trayectoria como embajador en países que enfrentaban serias crisis, como El Salvador o Argelia, lo han dotado de perspectivas excepcionales para ejercer la Presidencia en las actuales circunstancias de Venezuela.

Carolina asegura que Edmundo González Urrutia despierta siempre a las 5:30 de la mañana. “Cuando estaba en Caracas, esa hora equivalía a mis once y media. Me quedaba cómodo, porque hablaba con él todos los días. El 28 de julio lo llamé. “Estoy tranquilo, sereno”, me dijo. “Muy contento. Lo vamos a lograr”. Yo hubiera dado lo que no tengo por haber estado en Caracas ese día, con mi mamá y hermana, para votar por mi papá, imagínate”.

Socorro explica que Carolina González no pudo votar en Madrid. Fue una de los cinco millones de venezolanos en el extranjero, en edad de votar, a quienes se les confiscó ese derecho. Solo el 1%, unas 69.000 personas, pudieron expresarse.

Me lo negaron. Una oportunidad que nunca más se va a repetir. Votar por tu papá en una elección presidencial… Por eso, ese 28 de julio, cuando hablé en la plaza Colón, les pedí a los venezolanos que no habían ejercido el voto, y que podían hacerlo, que lo hicieran en nombre propio y en el de los millones que no pudimos hacerlo”.

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