El diario plural del Zulia

Ven Espíritu Santo… por Jaime Kelly MSC

Al leer en la Palabra de Dios el relato de la Torre de Babel, (Gen 11), nos damos cuenta cómo un pueblo que por dejarse llevar por la ambición, el ansia de poder y olvidándose de su fidelidad a Dios, quiso construir una torre de ladrillos tan alta que le permitiera llegar hasta el cielo, para hacerse más poderoso; perdió la perspectiva de “¿Quién como Dios?”, y por eso el mismo Dios viendo las intenciones de sus corazones, hizo que sus lenguas fuesen distintas y no pudieran continuar, pues no había entendimiento entre ellos. Esto nos muestra que el hombre cuando pierde la perspectiva de su condición y quiere ser dios, va en camino hacia su propia destrucción.

En Venezuela, ¿estamos viviendo en una torre de Babel? Para muchos, ciertamente, es nuestra realidad. Cuántos no viven ante una confusión de valores, de creencias, actuando al margen de la Ley de Dios, de sus 10 mandamientos, no quieren escuchar la Voz de Dios, que los llama a la conversión, al arrepentimiento, a volver su cara a Él.

Estamos en tiempo de la Misericordia de Dios, hermanos, nuestro Señor Jesucristo abre su corazón para irradiar su amor misericordioso y recordarnos que fue su sacrificio de amor quien nos ha permitido obtener la Gracia de Dios de poder continuar en esta tierra. Es tiempo de orar y clamar a Dios por su Misericordia como hizo Abraham (Gen 18, 23-33). Nuestro Padre Dios, escucha y en atención al único Justo que es nuestro Señor Jesucristo, podremos alcanzar la Salvación que esperamos para nuestra vida, para la vida de nuestra familia, para la vida de nuestra patria.

Es tiempo de clamar el auxilio del “Abogado, del Paráclito, del Defensor” que es el ESPIRITU SANTO, la tercera persona de la Santísima Trinidad, (el Amor del PADRE y del HIJO), que con sus dones que derrama sobre nosotros en el Bautismo, nos da la fuerza, la sabiduría, la inteligencia, el consejo, la piedad, la ciencia y el temor de Dios, para que podamos ser verdaderos testimonios en medio del mundo, de la acción de Dios en nuestras vidas. Donde actúa el Espíritu Santo NO hay confusión, no hay temor.

Estamos llamados a vivir un verdadero PENTECOSTÉS, como lo recibieron los primeros cristianos, cuando en el cenáculo, unidos en comunidad, oraban junto a la Santísima Virgen María (He 2,5-12) y fueron bañados con el Fuego del Espíritu Santo, logrando el entendimiento y la valentía, para que en unidad y fraternidad salieran a Anunciar la Buena Nueva, a proclamar que el Único y Verdadero Dios, es quien SALVA, quien LIBERA, quien SANA.

Hoy más que nunca la Iglesia necesita apóstoles llenos del Espíritu Santo, para que con su fuerza, su poder, puedan ser Testigos de un Dios Vivo, Amoroso y Vencedor, que actúa en medio de su pueblo.

Desde el día de nuestro bautismo, todos hemos recibido la “Gracia Santi cante”, que es un Don de Dios en nuestras vidas, para hacernos partícipes de su naturaleza Divina y nos hace hijos suyos y herederos de Su Gloria; y todo ello es obra del Espíritu Santo que recibimos con sus Dones y Carismas para marcar la diferencia en nuestras vidas.

Unidos junto a nuestra Madre María en Pentecostés pidamos el Don del Espíritu Santo en nosotros, en nuestras familias, en nuestro País, en el mundo entero… y manifestemos los Frutos del Espíritu Santo: Amor, gozo, paz, paciencia, alegría, bondad, fe, mansedumbre… (Gálatas 5,22)… Ven Espíritu Santo y envía desde el cielo un rayo de tu Luz, de tu Paz, de tu Misericordia, de tu Poder, de tu Amor, de tu Verdad…

 

 

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