El diario plural del Zulia

Valmore Muñoz Arteaga | Papa Roberto

‘Habemus Papam’, qué alegría que me sobrecogió entre mis alumnas del colegio. Desde la semana en que dio inicio el cónclave no paraban de preguntar y yo, cada vez más entusiasmado, les respondía tratando de ocultar que estaba, muy probablemente, más emocionado que ellas.

Ellas querían saber quién podría ser, mientras tanto, yo, por el contrario, lo que quería saber era el nombre con el cual asumiría el pontificado. Y el momento de la verdad llegó para ellas y para mí. El cardenal Robert Prevost es el nuevo papa y el nombre escogido León XIV.

¿Quién es el nuevo papa? Sus datos hoy recorren toda la prensa mundial, tanto católica como no católica. Sin embargo, sobre este punto, prefiero quedarme con un dato. Al nuevo papa sus amigos lo llaman Roberto. Y es que eso fue lo que sentí una vez que asomó su rostro para presentarse y brindarnos su primera bendición. Estoy casi seguro de que no lo había visto antes, pero lo sentí tan cercano, tan familiar, tan amigo. Por eso he dado este título a este, mis primeras líneas sobre el nuevo papa, papa Roberto.

El papa Roberto asumió el nombre de León XIV. Cuando lo escuché de boca del cardenal Dominique Mamberti, inmediatamente me vino a la mente León XIII.

León XIII, último papa del siglo XIX y primero del XX. Su pontificado, uno de los más largos en la historia de la Iglesia, se caracterizó por tender un puente entre la iglesia y la modernidad, no sin renunciar a muy certeros cuestionamientos a ciertas prácticas capitalistas y al socialismo. Cuestionamientos que quedaron reflejados en su carta encíclica ‘Rerum novarum’. Lo cual, nos hace suponer que, nuestro papa Roberto, tendrá una muy fuerte inclinación hacia el abordaje de los temas sociales que, claro está, es una agenda permanente en la Iglesia.

También es de suponer que será un papa abierto al diálogo transparente como lo fue León XIII, pero también su predecesor, Francisco. Un hombre de diálogo dinamizado por las luces que brillan de manera muy especial en el Evangelio.

Un hombre que será un cooperador de la paz y la verdad, coordenadas que serán seguramente las que orienten la profundización en la Doctrina Social de la Iglesia. Un hombre que viene con la intención de construir puentes, pero que, por lo visto, no quiere construirlos solo. Por ello, nos ha invitado a ayudarlo en esta tarea.

Un puente edificado bajo el signo de la paz. Una “paz desarmada y desarmante, humilde y perseverante. Proviene de Dios, que nos ama a todos de manera incondicional”.

Otro León… una ovejuela de Dios
Cuando la emoción comenzó a bajar su efervescencia, mientras regresaba a casa y mi mente se paseaba por algunos pasajes de este primer contacto con el papa Roberto, recordé algo que me pareció un hermoso guiño de amor. Me vino a la mente otro León en la historia de la Iglesia.

Recordé a Fray León, el más célebre de los compañeros de san Francisco de Asís. Caracterizado por una gran pureza de alma y sencillez, que condujeron a Francisco escogerlo con frecuencia como compañero, haciéndolo, muchas veces, confidente de sus secretos. Esa pureza y sencillez fue reconocida por el Santo de Asís llamándolo «ovejuela de Dios».

El rostro del papa Roberto se me parece a estas palabras de san Francisco de Asís referidas a Fray León. Ese espíritu que vio San Francisco en Fray León parece desbordarse sobre las sus primeras palabras y, muy especialmente, en sus gestos. Gestos que brindaron enorme profundidad a una verdad que compartió con nosotros: “La humanidad necesita de él (Jesucristo) como el puente para ser alcanzada por Dios y por su amor”.

Necesitamos de su luz para podernos reencontrar en nuestros corazones. Palabras que recordaron por momentos a Francisco, a aquel que hace muy poco bendijo a Roma y daba su bendición al mundo entero esa mañana del día de Pascua. Una bendición que él desea continuar. Una bendición que viene atravesando la historia desde aquel “Tú eres Pedro” tejido por los labios de la Salvación.

¿Qué espero del papa Roberto? Espero que me ayude a crecer con él en la fe y en el amor a la Iglesia. Espero que me sepa comprender. Que pese a mis múltiples limitaciones y debilidades, mi corazón y mi mente están a su servicio, a mayor gloria de Dios. Paz y Bien.

 

Lea también
Comentarios
Cargando...