Títulos marianos, por Carlos Sánchez Fuenmayor
María se le han otorgado muchos títulos. Todos y cada uno responden al impacto que viene causando en los múltiples lugares y culturas que la han descubierto. A la larga lista de ínfulas que la revisten aparecidas en las Sagradas Escrituras se suman otras como la de Nuestra Señora de la Renovación porque la Virgen de Chiquinquirá se restaura sola.
El padre Roguet propone una larga lista de títulos marianos sacados de Biblia: Unos son aplicables directamente a María, otros son interpretados por la tradición en su sentido pleno, en virtud de que Virgen sigue siendo única. No intenta el ilustre dominico francés una nueva letanía para la recitación pública. Ofrece un catálogo de títulos para la invocación mariana:
“Nueva Eva, cuyo hijo vencerá a la serpiente (Gn. 3,15); Apoc. 12,49); descendiente de Abrahám (Mt.1,16); Virgen, hija de Sión (Ls. 37, 22; Lam. 2,18); Gloria de Jerusalén (Jud- 15,10); Alegría de Israel (lb.); Honra de nuestro pueblo (lb); Arca de la alianza (Ps. 131,8); Tabernáculo del Altísimo (Ps. 45,5); Joven de Nazareth (Lc. 1,26); Esposa del artesano José (Lc. 1,27: Mc.6,3: Mt.13,55).
Esposa del justo (Mt.1,19); Saludada por el ángel Gabriel (Lc. 1,28); Llena de gracia (lb.); Madre de Jesús (Lc. 1,31); Madre del Hijo del Altísimo (Lc. 1,32); Madre del Hijo de David (lb); Madre del Rey de Israel (Lc. 1,33); Madre por obra del Espíritu Santo (Lc. 1,35: Mt. 1,20); Sierva del Señor (Lc. 1,38); Virgen madre de Emmanuel (Mt. 1,23); Tú, en quien el Verbo se hizo carne (Jn. 1,14). Tú, por quien el Verbo habló entre nosotros (lb); Bendita entre todas las mujeres (Lc. 1,41); Madre del Señor (Lc. 1,43); Dichosa Tú, que has creído en las palabras que vienen del Señor (Lc. 1,45); Humilde sierva de Dios (Lc. 1,48); Proclamada bienaventurada por todas las generaciones (lb.); Tú en quien todopoderoso ha hecho maravillas (lb.); Heredera de las promesas hechas a Abraham (Lc. 1,55). Madre del nuevo Isaac (Lc. 1,37). Tú que amamantaste a tu unigénito en Belén (Lc. 2,7); Tú, que envolviste a tu hijo en pañales y lo acostaste en un pesebre (lb.); Mujer de quien nació Jesús (Gal. 4,4); Madre del Salvador (Lc. 2,11: Mt. 1,16,21); Madre del Mesías (Lc. 2,11: Mt. 1,16); Tú, que fuiste encontrada por los pastores con José y el recién nacido (Lc. 2,16); Tú, que presentaste a Jesús en el templo (Lc. 2,22) Tú, que entregaste a Jesús en brazos de Simeón (Lc. 2,28); Tú, que te maravillabas de lo que se decía de Jesús (Lc. 2,33); Tú, a quien una espada atravesaría el alma (Lc. 2,35); Madre, que fuiste encontrada con el niño por los magos (Mt. 2,11); Madre llevada por José a refugiarse en Egipto (Mt. 2,14); Tú, que te llevaste al niño Jesús a Jerusalén (Lc. 2,42)…”. Según Monseñor Roberto Luckert, “sólo la Sagrada Congregación de Ritos autoriza la inclusión de títulos marianos”.