El diario plural del Zulia

Román Ibarra | Viva Israel

Absurda y equivocadamente, sigue corriendo –impunemente- por el mundo el antisemitismo, como expresión del odio; la discriminación; la hostilidad, y prejuicios contra los judíos.

Sería interminable narrar las persecuciones que han sufrido a lo largo de la historia de la humanidad, pero esa no es ahora la materia de estudio para este artículo. Se trata si, de poner en evidencia la injusticia de que han sido víctimas de manera recurrente.

Israel surge para la modernidad, y comporta un hito del final de la segunda guerra mundial, declarando su independencia como Estado el 14 de mayo de 1948, bajo el liderazgo de David Ben-Gurión. Es de destacar, que desde el 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas adoptó una resolución recomendando un plan para la creación de un Estado Árabe y un Estado Judío, con moneda común; mercado común, y autoridades políticas de coordinación conjuntas, y Jerusalén como epicentro de ciudad internacional.

Justo con el término del mandato británico en ese territorio, Ben-Gurión aceptó la partición territorial, y declaró la creación del Estado Judío en la tierra de Israel. Todo ello con la negativa de los vecinos árabes que se oponían a cualquier partición territorial.

Los conflictos entre árabes e israelíes son muchos, y no han cesado, a pesar de que Israel, además de su declaración de independencia, y luego de varios rechazos fue aceptado como miembro de la Organización de Naciones Unidas en mayo de 1949.

Desde entonces los conflictos; persecuciones, e incomprensión contra los judíos por parte de los países árabes, y sus aliados siguen su curso, a pesar de que los narradores de la historia advierten que los judíos ocuparon el territorio mucho antes de quienes hoy se conocen como Palestinos, es decir, 2.600 años si se mide desde los tiempos de Abraham.

Lo más horrendo en cuanto a persecución; humillación, y sufrimiento del pueblo judío luego del holocausto fueron los ataques brutales ocurridos el 7/10 de 2023, fecha en la que los terroristas de Hamas invadieron suelo israelí provocando el secuestro; violación, y muerte de un número importante de ciudadanos judíos, sembrando el odio y el horror más despiadado.

Hoy, todavía mantienen rehenes judíos a pesar de que Israel ha hecho todos los esfuerzos diplomáticos para la recuperación de sus nacionales (vivos o muertos). La respuesta militar de Israel a los ataques del 7/10 no se hizo esperar, pero esta vez el mundo se hizo cómplice de los terroristas, y el acusado por violación de DDHH, fue Israel paradójicamente.

Frente a cada incursión de Israel, los terroristas de Hamas, y sus aliados sabían al minuto cuántos heridos y muertos había, pero al ser interrogados por el número de rehenes vivos, y muertos bajo su control, nunca sabían. Hipócritas y estafadores, además de asesinos miserables, que se escudan en hospitales; escuelas, y civiles para atacar a Israel, con la anuencia de instituciones como la Cruz Roja Internacional, e incluso organizaciones vinculadas a las Naciones Unidas.

Israel ha tenido que librar batallas e incomprensiones simultáneas, tanto en el mundo diplomático, como en el mundo civil; militar, y político. Primero fue contra Hamas en Gaza; luego contra Hezbollah en el sur del Líbano; contra los terroristas Hutíes de Yemen, todos entrenados; financiados, y estimulados por la  tiranía teocrática de Irán, que ahora de manera directa y no sólo a través de sus ejércitos proxis, está viviendo en carne propia la respuesta judía.

La respuesta israelí contra las amenazas, y el financiamiento de Irán a favor de todos sus enemigos es muy seria. Irán amenazó con dar una ¨respuesta militar que se recordaría por décadas¨. Quedó en ridículo porque Israel se adelantó, e inutilizó las bases y equipos con los cuales Irán pretendía destruirlos.

Ahora Irán vuelve a amenazar con el uso de armas nucleares, frente a lo cual, Estados Unidos advirtió claramente su intención de impedirlo, y ayudar a Israel a enfrentar esta nueva amenaza, incluso con su propia participación militar.

El colmo de la estupidez, e hipocresía, ha sido la postura cobarde y miserable del Presidente francés, Macron; proponiendo un embargo para impedir la venta de  armas a Israel, poniéndose al servicio del terrorismo persa y musulmán.

No se da cuenta  de que Israel es el muro de contención de defensa de los intereses y la cultura occidental en el Medio Oriente. Desde luego, no se nos escapa que Macron como mandatario francés, financia la importación musulmana a territorio francés con gente inadaptada que odia a Occidente, y la ve como presa de su interés colonizador para subyugarlo bajo sus leyes absurdas de la Sharía.

Razón tiene la Primera Ministro italiana, Giorgia Meloni, al denunciar la falsedad e hipocresía de Macron quien utiliza el Estado de Bienestar francés para la financiación del fundamentalismo Musulmán y Persa, con la consecuente invasión de barrios y ciudades enteras en Francia.  Macron, cobarde al fin; se hace el loco con los ataques musulmanes a ciudades francesas, pero muy pugnaz contra el derecho legítimo de Israel a  defenderse de sus enemigos.

Desde aquí, repudiamos la conducta cobarde y miserable de quienes como Macron le niegan el derecho a Israel a defenderse de las humillaciones sufridas, y si bien auspiciamos siempre la búsqueda de salidas diplomáticas para evitar conflictos bélicos, no podemos negar el derecho de los judíos  a ejercer la defensa  de su territorio, así como de todos y cada uno de sus ciudadanos.

Sería justo y necesario que ocurriera el fin de la teocracia iraní, así como del terrorismo musulmán; esos que financian la guerra contra Occidente, pero también son auspicio del horror que significa la pederastia, y pedofilia; la persecución contra las mujeres por no usar el hijab, o burka, según sea el caso. Los que promueven el matrimonio con menores de edad de manera forzada; los que persiguen y asesinan a homosexuales, en fin; los bárbaros.

Nuestra tradición cultural en Occidente es judeo-cristiana, y así ha de preservarse pacíficamente.

Viva la libertad, y la democracia liberal occidental. ¡Viva Israel!

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