El diario plural del Zulia

Rodrigo Rivera Morales | Una economía sustentable y sostenible

En estos veinticinco años de poder de resentidos y del odio, en su estrategia para preservar sus privilegios y erigirse como clase dominante, no han tenido escrúpulos para acabar el sector productivo venezolano y hacer añicos la economía. No les importó arruinar a la gallina de los huevos de oro del Estado venezolano: Pdvsa. Han actuado como depredadores del país y su gente. En Venezuela se cumplió la máxima enunciada por Winston Churchill “"Si pones comunistas a cargo del desierto del Sahara, en cinco años habrá escasez de arena”. Pues, en nuestro país con reales y diversas riquezas humanas y naturales, ha sido totalmente devastado.

La inmigración en Venezuela provino de casi toda América del Sur y de algunos países europeos (España, Italia, Portugal), se consideraba la tierra prometida. En estos 25 años de gobierno de la banda de odio y resentidos, ha sido al contrario, de Venezuela no solo han salido los nacionales de otros países, sino la bicoca de ocho millones de venezolanos que han tenido que emigrar en busca de un mejor futuro. Miles de profesionales, especialistas en diversas áreas, cuya formación fue una inversión del país, brindan su conocimientos y práctica en países extranjeros, así como muchos tienen diversas ocupaciones, una de ellas la hotelera.

La infraestructura vial, eléctrica, hospitalaria que fue orgullo nacional, luce hoy en total deterioro. Carreteras, prácticamente intransitables, apagones continuos, grandes represas sin mantenimiento (dragado), servicio de salud precario, a la buena de Dios. No bastando con destruir lo existente se han empecinado, para provecho propio y de personajes aliados internacionales, en devastar la naturaleza por la voracidad de la explotación del oro y otros minerales estratégicos. Incluso, en estos actos criminales han atropellado y desalojado de sus tierras a sus habitantes naturales: comunidad indígena ancestral.

La tarea para el próximo gobierno, elegido por la voluntad popular para sustituir al nefasto régimen, será colosal. Por un lado, la reconciliación nacional y la vuelta a la patria, por otro lado, crear las condiciones para una vida digna para todos los venezolanos. Sabemos que lo más inmediato para activar es el petróleo y así obtener recursos para solventar el servicio de salud, asegurar educación de calidad, mejorar la infraestructura vial y eléctrica y adecentar los sueldos y pensiones. Esto debe ser pasajero, muchos creemos que tenemos que superar la economía rentista y primaria e instalar un modelo diferente que diversifique la economía y que proteja la grandiosa casa que Dios nos ha dado.

Nuestra patria es hermosa. Tenemos todos los paisajes que podemos imaginar, costas con encantadoras playas, grandiosas extensiones de llanos con formidables paisajes, grandes ríos, una rica y variada fauna, enormes montañas con fabulosos pueblos. Por si faltara poco, está el venezolano, cordial, alegre, servicial y solidario. Estas características nos brindan un potencial enorme para el desarrollo de la industria sin chimeneas:  el turismo.

En días pasados, en reunión de amigos, Abdón Vivas Terán, Carlos Alaimo y Yoli de Vivas, acerca de un efectivo programa de gobierno de Edmundo González, Alaimo con pasión y argumentos defendió la tesis de la industria azul, comentando que había realizado propuestas a gobernantes de su amada Zulia, también con gobernante de Falcón, por su inmensa potencialidad turística debido bellezas naturales.

Comparto los argumentos que esgrimía Carlos Alaimo y que respalda Abdón Vivas con su visión de economista. Efectivamente, la industria de turismo es una industria sin chimeneas, en este aspecto es menos contaminante. No hay dudas que es fuente empleadora, a su vez incide, positivamente, en demanda de productos primarios (agropecuarios) y algo del sector manufacturero, puede generar potencialmente ingreso de divisas. Evidentemente, para que sea beneficiosa al país debe ser un turismo conservacionista y educador para el cuidado de la naturaleza. Un turismo sin cultura conservacionista será una actividad depredadora del ambiente.

Al igual que Abdón y que Alaimo, muchos apostamos que es importante examinar las falencias del pasado, especialmente, en el campo económico, para evitar se repitan desequilibrios estructurales que generan desigualdad social. Una potente industria de turismo, distribuida en el variado y hermoso espacio geográfico nacional, contribuirá a superar desequilibrios regionales y potenciará la producción interna agropecuaria.  Recordemos que tenemos una variada gastronomía regional, por ejemplo,  chivo en coco, huevos de lisa, suero larense, pisca andina pisillo de chiquire, pastel de morrocoy carne en vara, cachama en vara y muchísimos más que enamorarán a los paladares  mas exigentes. Estoy seguro que versión Final y Alaimo en su campo político promoverán un desarrollo sustentable y sostenido que tenga como finalidad el bien común.

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