El diario plural del Zulia

Rodrigo Rivera Morales | El fascismo de las dictaduras

En realidad, las dictaduras de izquierda o derecha siempre buscan acallar la disidencia, la protesta popular y el rechazo a su mala gestión. La historia enseña que solo aquellos gobiernos autoritarios que sustentan el poder con el apoyo de las armas siempre encaminan el ejercicio del poder para limitar las libertades al extremo de criminalizarlas. No hay duda de la enorme deuda del autoritarismo fascista con la humanidad, jamás podrá ser satisfecha. Para muestra, se tiene el haber desencadenado la II Guerra Mundial y la masacre de Katyn y la gran purga de Stalin, otras en menor escala, como la cubana (Fidel y Che Guevara) y la dictadura de Pinochet.

El fascismo tiene una agresividad intrínseca que se manifiesta en sus consignas, en sus discursos y sus formas organizativas de choque y violencia, además, su carácter esencialmente antidemocrático al basarse en el líder único mesiánico y el control político por el partido vinculado a la dictadura (Nicaragua, Cuba, Venezuela).

Estas dictaduras realizan todo tipo de maniobra válidos del poder omnímodo que han alcanzado por las falsas promesas de redención social en momentos de crisis, y al concentrar el poder revelan su verdadera naturaleza, rechazan la voluntad y soberanía popular, sustentándose en el control político de las instituciones con base al poder de las armas. Evidentemente, ese desprecio a la soberanía popular los conduce restringir al máximo las libertades y a criminalizar el ejercicio de la protesta, la opinión y la organización social disidente.

Cuando las dictaduras se ven acorraladas por el rechazo social y perciben que el apoyo popular de otrora ha fenecido al descubrir lo nefasto y perverso del ejercicio del poder, se les viene encima la psicosis de miedo y de inseguridad de mantener sus privilegios y su fortuna mal habida, se lanzan cínicamente, aduciendo argumentos para la galería oficialista, a proponer leyes restrictivas de las libertades dizque para defender y reforzar las garantías democráticas. Enardece observar al general de hojalata hacer panegírico a ley propuesta, evidente signo de Estado fascista. Encontrando eco en el diputado teniente Diosdado Cabello, quien permanentemente da demostraciones inauditas de fascismo.

En Venezuela, es incuestionable que las libertades formales son conquistas históricas de los diversos sectores de la sociedad: obreros, educadores, profesionales, gremios, partidos políticos y sociedad civil. En 1958 se entró en un periodo de indiscutible respeto a los derechos humanos y las libertades, obviamente, en cuerpos policiales y militares se cometieron graves desafueros como los crímenes de Alberto Lovera y de Jorge Rodríguez, los cuales repudiamos firmemente en ese momento, tampoco se puede negar que se practicaba tortura. No obstante, debe señalarse que no era una política del alto gobierno civil, ni tampoco sistemática y permanente, como ha sido demostrado que es la actuación del régimen actual, por ello, cursa ante la Corte Penal Internacional proceso por genocidio y delitos lesa humanidad.

El Estado venezolano ya posee las armas jurídicas para la defensa de las Constitución y las garantías democráticas, como también para combatir la violencia, como: los recursos constitucionales, Código Orgánico Penal, Código Orgánico Procesal Penal, Ley Orgánica contra la Delincuencia Organizada y financiamiento al Terrorismo (GO 30 abril de 2012, Nº 39.912) y Ley Contra el Odio, por la Convivencia Pacífica y la Tolerancia, publicado ( GO. N° 41.274 de fecha 8/11/2017), instrumentos considerados suficientes para enfrentar y castigar esos ilícitos.

No obstante, ahora salen con esta aberrante propuesta de ley. Después de 25 años de prácticas antidemocráticas, no nos debería sorprender. Han sido innumerables las desapariciones, ejecuciones, empleo del proceso penal para la persecución política, ejercicios sistemáticos y permanentes para silenciar la protesta. De suerte que, este adefesio, no es más que la consolidación de la dictadura y silenciar a la inmensa disidencia nacional. Lo que es manifiesto no puede ser silenciado, salta a la vista: salarios infames, escasez de productos básicos, hospitales en bancarrota, niños desnutridos, pobreza crítica y hambre, mientras que la cúpula oficialista y sus grupúsculos de apoyo muestran sus riquezas mal habidas a costa del asalto a la hacienda nacional.

Vivimos momentos cruciales para la libertad. El fascismo del régimen se muestra con mayor evidencia al impedir elecciones libres y democráticas, inhabilitar personas, intervenir partidos y entregarlos a gente de su comparsa, perseguir a la dirigencia sindical, social y política opositora. Aprobarse esta ley es como aprobar la censura política absoluta. No hay duda que la finalidad es fortalecer la dictadura unipartidista y el pensamiento único. En la lectura de los artículos 22, 23 y 24 de la propuesta ley, se percibe que cualquier protesta pacífica podría ser estimada apología al fascismo, como práctica de actos fascistas y la consecuente censura. Este esperpento de ley también obstaculiza reuniones tanto públicas como privadas bajo el subterfugio de ser promotoras del fascismo. De manera que lo que no sea chavismo y sumisión va a estar prohibido.

Esta ley asoma negros nubarrones en el presente y futuro democrático de la Patria. Muchos coincidimos que es un adelanto que no va a dejar de forma pacífica y democrática el poder. Esto reclama una conciencia cívica unitaria para derrotar la dictadura y restablecer las libertades y garantías democráticas. Unidad y Libertad.

Lea también
Comentarios
Cargando...