Neuro Villalobos Rincón | La política y la economía en el desarrollo de los países

“La política es el prototipo de toda capacidad humana, ya que su objetivo es la vida feliz y digna de los ciudadanos. En ese sentido, es la continuación y la culminación de la ética.” Aristóteles
Enorme el compromiso y el trabajo que tienen por delante los nuevos gobernantes de la unidad democrática. En principio, es necesario que ellos y las organizaciones políticas que han confluido en el propósito de lucha por la democracia y la libertad, asuman la unidad como proyecto político trascendente, de largo alcance, y no como un proyecto meramente electoral.
Los resultados de las elecciones del 28-07-24 en Venezuela son un ejemplo exitoso del potencial unitario, constituyen una oportunidad histórica de rescatar el contenido ético de la política en Venezuela, de sacudirse todo intento de engaño, de perversión y de corrupción, para el debate aleccionador. entre todos los que creemos que las elecciones son una herramienta que hace que eso sea posible.
Es necesario velar celosamente por la vigencia del Estado de Derecho y garantizar la defensa de los derechos ciudadanos expresados en la Constitución Nacional. Es importantísimo asumir como prioridad el cambio en la forma de diseñar una política económica para rectificar, ya que ello implica también cambios en la forma de ejercitar la política.
En el caso venezolano, los diagnósticos están hechos y estamos convencidos que la crisis del país no obedece exclusivamente a políticas económicas desacertadas, sino también a una conducción gubernamental y concepción ideológica errada. El deterioro de instituciones básicas en las que se sustenta un estado democrático moderno, así como la quiebra moral de la República, complican aún más la crisis económica del país.
No obstante, hay soluciones para los problemas económicos de los venezolanos, siempre y cuando se oigan otras voces y se acepten las propuestas que tengan un amplio respaldo de la sociedad. La política social, debe funcionar mucho más eficazmente para sacar a grandes sectores de la pobreza, cuando hay crecimiento de la producción, empleos productivos y sueldos y salarios con más poder de adquisición, en un ambiente de baja inflación..
El proceso de devaluación de la moneda nacional es el reconocimiento por parte de un gobierno del fracaso de su política económica, fundamentalmente si ella se sustenta en la creencia de que los ingresos obtenidos por sus materias primas será una fuente inagotable que permitirá cubrir los desafueros y caprichos de los gobernantes a lo interno del país. Y a lo externo, un esquema de soporte para exportar el “socialismo del siglo XXI”.
La exclusión del sector privado y su capacidad de inversión para fortalecer la diversificación del aparato productivo interno, así como el acoso y la aplicación de normas casuísticas e insconstitucionales, desestimulantes de la libre iniciativa privada, seguramente llevará al país a niveles aún más peligrosos de dependencia económica alrededor de una o muy pocas actividades productivas cuya producción y determinación de precios escapan a la gobernabilidad por parte de los países colocándolos en una elevada vulnerabilidad.
La medida devaluacionista implica la pérdida de valor de la moneda tanto interna como externamente. Al encarecer las importaciones se produce un efecto inmediato en el incremento de los precios de los bienes y servicios que circulan internamente, lo cual estimula el proceso inflacionario que golpea duramente la capacidad adquisitiva de los ingresos de la población y de sus empresas en general, acelerando su proceso de empobrecimiento, dando lugar a la formación de un círculo vicioso que afecta a las condiciones de vida del ciudadano. El único beneficiario es el gobierno de turno al ver incrementados sus ingresos por las utilidades cambiarias.