Memoria y Cuenta, por Énder Arenas Barrios
Inicialmente era a las cinco de la tarde, pero eran las seis y el presidente Maduro no aparecía (Bueno, esto me lo imagino porque creo conocer al personaje, pues todo esto lo escribo el jueves a las once de la mañana, mucho antes de la realización de la ceremonia de presentación de la memoria y cuenta del presidente Maduro), pero bueno, al fin el hombre apareció.
Llegó a la Asamblea Nacional acompañado de una señora que por los tacones y la bufanda podía ser confundida con Lupita Ferrer, pero menos bonita y de lejos se veía mayor que la protagonista de “La zulianita”.
El Presidente, después del protocolo de rigor, dio inicio a su discurso. Los diputados de ambas bancadas estaban expectante esperando y allí Maduro soltó el nuevo discurso que anima en esta etapa de dura crisis a su Gobierno y al país:
Sres. Diputados, dijo el Presidente, se quedó un rato callado, mientras dentro de su boca su lengua acariciaba la caries de uno de sus molares. Cilia no hallaba cómo hacer para que su esposo arrancara y en medio de la vergüenza le dijo a Tania Díaz, no te preocupes Tania, él está pensando.
Al fin arrancó: Estoy reunido en esta Asamblea adeca y burguesa, apátrida, escuálida, fascista que ha asesinado al diputado, un gran joven revolucionario y una esperanza para el país, Robert Serra. Ha sido un año de guerra económica, psicológica, guerra y más guerra contra nuestra Revolución sostenida por la burguesía adeca parasitaria y financiada por el imperio.
De pronto se le acerca Darío Vivas y bajito le dice: Presidente, ese discurso es el del año pasado. Maduro se lo queda viendo, el bigote se le chorrea y lo mira interrogante y Vivas le dice: háblales de los retratos, del amor que el pueblo siente por Chávez, dígale que la expulsión de esos retratos son la mayor ofensa que se ha podido hacer al pueblo venezolano. Háblales de eso y de allí no se salga, carajo, pero pare eso que eso es lo mismo del año pasado.
Maduro vuelve a arrancar e introduce la cuestión de los retratos sacados por Ramos de la AN y dirigiéndose directamente a la bancada opositora, les dice: Uds. han ofendido la memoria del comandante eterno que es a quien el pueblo ama más, y eso se explica porque esta es una Asamblea adeca burguesa, apátrida, escuálida fascista que ya mato al diputado, un gran revolucionario y una esperanza para el país, Robert Serra, y es que este ha sido un año de guerra y más guerra contra nuestra revolución… allí la bancada oficialista se levanta y aplaude y Vivas por orden de Diosdado Cabello se le vuelve acercar y le dice: Presidente, coño, está volviendo a repetir lo mismo, introduzca la cuestión de las misiones y de la labor social del Gobierno.
Maduro ha vuelto a arrancar y mirando a la bancada opositora les dice: La gran Misión de la vivienda les ha dado viviendas al pueblo de Chávez pero esta Asamblea Nacional adeco burguesa, apátrida, escuálida, fascista que ya ha asesinado al diputado, un gran revolucionario y una esperanza para el país, Robert Serra.
Allí la bancada oficialista se levantó, aplaudió; entonces, Diosdado Cabello envió a Jaua para que Maduro diera por concluida su memoria y cuenta. Y así se cumplió.
Luego vinieron los análisis del cual resaltó el que hiciera Pedro Carreño, quien dijo del discurso lo siguiente: ha sido una joya de discurso, en él, de manera sucinta, Maduro ha demostrado su gran poder de síntesis y en pocas palabras ha hecho sentir al pueblo todas las emociones telúricas y profundas del gran orador que siempre ha sido. Sobrio, sincero, magnánimo, pedagógico, inteligente y sobre todo chavista.
Mientras esto decía el oficialismo, la oposición, en boca de Julio Borges, dijo: Maduro ha demostrado una vez más que Pedro Emilio Coll tuvo una premonición.