El diario plural del Zulia

Marlon S Jiménez García | ¿Es nuestra democracia indoblegable?

Nuestro país, y por ende nuestro pueblo aunque parezca adormecido, latente, vacilante, atemorizado y desvinculado hasta de su propia realidad, NO LO ESTÁ; por el contrario, lo que está es esperando a éste régimen comunista, fascista y mafioso que se presente la oportunidad electoral o no, para “exterminarlo” de la sociedad venezolana. Por lo tanto, nuestra Democracia si es indoblegable; no hay presente, -a pesar de los esfuerzos fallidos del USURPADOR Procubano en perpetuarse- ningún atisbo que pueda soslayar el ansia de causar un cambio de rumbo del país que, nos traslade a la Democracia, a la Libertad y a la obtención de un Estado de Derecho que garantice la vida ciudadana, el desarrollo estructural del país y el regreso inmediato de nuestros hijos y nietos, entre otras cosas vitales. Por supuesto, ésta fortaleza institucional deviene, por la presencia de un liderazgo sólido, (más fuerte que aquel que representó en su oportunidad el hoy inquilino del averno), que encarna María Corina Machado que cuenta con un respaldo que oscila a alrededor del 90% de respaldo popular. Rescatar la democracia como organización del Estado es la meta. .

La DEMOCRACIA, como organización estructural de la sociedad, como poder absoluto del pueblo sobre las máximas decisiones a tomar en el escenario del poder, no tiene parangón con ninguna otra forma de organización de poder. Lo más hermoso para una sociedad es la discusión de ideas, la preeminencia de debates en los procesos electorales para decidir soberanamente por las mejores propuestas que se realicen en una contienda electoral; pero, por supuesto, con reglas claras de juego, donde los actores intervinientes estén conformes con ella y el Estado de Derecho vigente sea vigilante de manera “visceral” en el cumplimento de la legalidad.

Una cosa trascendental, sin duda es la conformidad de los resultados después de un proceso electoral, no importando quien lo haya ganado; se hace necesario reafirmar nuestro compromiso formal con la democracia y una creencia inequívoca en ella para dilucidar nuestras diferencias.

La DEMOCRACIA,, más que un sistema político, es un sistema de valores; una cultura, la más propicia a la convivencia humana y a la consecución del bien común. La DEMOCRACIA, es convivencia, tolerancia, pluralismo, solidaridad, respeto a los derechos de los demás, división efectiva e los poderes, responsabilidad administrativa y alternabilidad en el poder con garantías para todos y respeto de las minorías. En la época moderna se agrega la vigencia de los Derechos Humanos, sustentados en dos principios fundamentales e inobjetables: la libertad de la condición humana y la dignidad de las personas.

En Venezuela, durante el siglo XXI, se han confrontado dos maneras distintas de analizar la realidad, dos proyectos políticos, el autocrático y el democrático; derivándose de ello una dialéctica que sigue marcando la dinámica política contemporánea, de allí que no es ocioso volver a recordar, la primera declaración orgánica del concepto de democracia como filosofía social y de vida. Muchas son las acepciones que se han dado para elevar la potencialidad de la democracia y que mejor que recordar a PERICLES político ateniense y padre de la democracia, cuando dijo: “Nuestro régimen político es la democracia, y se llama así porque busca la utilidad del mayor número y no la ventaja de algunos”. En DEMOCRACIA, prima la legalidad, la CN es la máxima expresión de derechos y deberes de los ciudadanos; todos somos iguales ante la Ley; el hecho de gozar de privilegios en la República se hace para recompensar virtudes cuyas características son bien vistas por el soberano y no para (como creen muchos) consagrar privilegios. El ciudadano es libre, autónomo y con poder de decisión para exponer sus opiniones sobre todo lo concerniente a su relación intrínseca con el Estado.

En DEMOCRACIA, el país no limita y restringe al ciudadano en todo lo que le concierne; es abierta a todos los hombres; las leyes son universales y de fidelidad en su cumplimiento, sus fronteras deben permanecer abiertas a todos aquellos que vengan al desarrollo de actividades fundamentadas, inequívocamente, en lo axiológico y en la fecundidad de su accionar en el ámbito de su permanencia en él. En el mundo libre, la democracia es el punto de apoyo para su potencialidad estructural y y es reciproco. Si observamos, por ejemplo la UE, América, (con sus tres excepciones, sus tres manzanas podridas), Asia, y en Oceanía (en un porcentaje de 90%) los países son democráticos y avanzan de manera constante y vigorosa en el contexto del primer mundo y existe, con fallas superables, la continuación de la gestión anterior; aun, muy a pesar de la ideología.

En Democracia, es prioridad valorizar el talento humano, la inteligencia, las ciencias en todo su esplendor; la filosofía y las letras para darle perennidad al pensamiento libre; la estética, debe ser, no una retórica ni un sueño para expandir lo artístico, sino es el reverdecer de una generación distinta por mejor, por bella, sin que eso sea debilidad de carácter.

En DEMOCRACIA, nuestras riquezas no es para repartirlas de manera ociosa en nuestros afines ideológicos, ni para ufanarnos de su posesión, (eso no es de quienes gobiernan) sino para emplearlas de manera productiva y de generación de riquezas, para ponerlas al servicio de todos y no de la élite gobernante.

En Venezuela, carecemos de manera tangible y constitucional de lo que significa DEMOCRACIA. Hacia allá debemos multiplicar nuestros esfuerzos y en ese interés debemos participar, sin ambages de ningún tipo y de manera abierta en darle a nuestro pueblo la oportunidad de VOLVER a elegir de manera libre e independiente nuestro destino; queremos democracia y más democracia para lograr los cambios; ¿es eso fácil de lograrlo con un gobierno autoritario? No es fácil, pero si no procedemos en realizarlo más imposible se hará. Esa democracia, está en nuestra CN, esa que hoy es una “piedra en el zapato” para el USURPADOR Procubano y su régimen, donde hay “coctel mortal” constituido por militares y civiles en franca mafia de operatividad delincuencial y por supuesto, son enemigos de ELLA y de su Estado de Derecho. El artículo 350 de la CN es una demostración taxativa del carácter indoblegable de nuestra Democracia.

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