Lo que viene ahora, por Francisco Arias Cárdenas

El Caracazo rasgó, con mucho dolor, la frágil imagen de democracia feliz que el bipartidismo había fabricado sobre Venezuela, ante el mundo; era una ilusión que ocultaba un volcán de frustración, pobreza e injusticia, fraguado por la repartición desigual, egoísta y antidemocrática, de las riquezas generadas por la economía monoproductora de petróleo. Este escenario, controlado por un grupo de gobierno que se turnaba, y obedecía a las élites económicas locales e internacionales, frente a un pueblo oprimido, con necesidad y hambre, motivó el movimiento del 4-F.
Un cuarto de siglo ha transcurrido desde esa irrupción cívico-militar, y hemos avanzado en justicia social, en participación política de las mayorías, en equidad en la distribución de riqueza y oportunidades. Tenemos hoy una situación muy diferente a la de entonces, pues ya hay un poder popular organizado que cuenta con beneficios, se siente atendido, comprendido, vive en paz, es dignificado constantemente y sabe que luchamos por su bienestar social y humano.
Las dificultades que enfrentamos ahora son producto de la lucha histórica entre los que representan los intereses de las élites económicas locales y foráneas, y los que trabajamos por un proyecto de país de justicia, soberano, con un crecimiento y prosperidad sustentados en el aprovechamiento responsable y ecologista de los recursos que nos provee generosamente el territorio patrio. Con aciertos y errores, con avances y retrocesos, vamos hacia adelante, por una Venezuela que se corresponda con el proyecto bolivariano.
Hace ya 25 años de aquella madrugada en la que decidimos arriesgarlo todo por los ideales patrios; muchas reflexiones han surgido a la luz del aniversario y en el contexto de la memoria y cuenta de gestión, presentada recientemente ante el pueblo zuliano y por ello, renuevo el compromiso desde el Zulia, para que esta región pródiga se desarrolle en todas sus potencialidades productivas, para alimentar a sus hijos y a los de toda Venezuela. Hay mucho trabajo aún por hacer.