El diario plural del Zulia

La piedra de la indiferencia, por Manuel Ocando

La minoría gobernante que somete a la mayoría de los venezolanos a la desventura de vivir como ellos quieren, tiene incondicionales, indiferentes, cómplices y colaboracionistas que les hacen al régimen más fácil la labor de eternizarse en el poder, sin importarles la triste realidad de un país que se cae a pedazos y se muere de hambre, soportando estoicamente la desnutrición, la enfermedad y la inseguridad sin que nada indique el final de este penoso purgatorio.

El hecho de que se obtengan privilegios, no justifica ni excusa la posición de indiferencia ante la situación de infortunio y calamidad que vive el resto de los ciudadanos, quienes recorren diariamente un sombrío camino tratando de sobrevivir. Expresaba la novelista e intelectual francesa Simone de Beauvoir: “El opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre los propios oprimidos”.

Muchos venezolanos, quienes continúan en una posición indiferente y silenciosa desearían ver salir al régimen actual del poder pero nada hacen para conseguirlo, y este grupo, tristemente, representa la mayor parte de los ciudadanos de este gran país. La gente indiferente a las desgracias, infortunios, adversidades de la nación son muchas veces cómplices inconscientes de la desdicha, la infelicidad y la corrupción de Venezuela. Repudian al régimen, lo descalifican con enérgicos y virulentos adjetivos, se lamentan de la situación pero esperan que otros hagan el trabajo, que debe hacerse para cambiar la situación actual. Exhiben la peor de las actitudes, la indiferencia, una posición acomodaticia, dúctil y flexible que algunos venezolanos asumen, adoptando la típica táctica del avestruz, una actitud que trata de ignorar lo grave de la situación y los problemas existentes.

La incapacidad e irresponsabilidad política de la oposición, la presencia de las agendas personales, la comodidad de los que no se quieren involucrar, son las actitudes más frecuentes que podemos identificar en la gente, las cuales evidentemente nos han conducido a esta lamentable situación que estamos padeciendo, y que ninguno de nosotros, en su sano juicio, podría desear a nuestro país.

Ser indiferente no solventa los graves problemas que nos afligen y agobian, por el contrario, abona el terreno para que el país siempre tenga lo peor, así como lo demuestran indiscutiblemente los incesantes despropósitos, desatinos y equivocaciones del Gobierno actual durante todo este tiempo que ha gobernado a Venezuela, el socialismo del siglo XXI, con el consentimiento y la venia pasiva de los indiferentes, cómplices y colaboracionistas.

El único animal que Dios creó para esconder la cabeza ante el miedo, es el avestruz. No podemos comportarnos como el avestruz, escondiendo su cabeza a la realidad que vive el país, esta actitud fortalece al régimen que nos humilla, y que sin duda alguna está afectando a todos los venezolanos en grado superlativo.

Como venezolano racional, no debemos permitir que el Gobierno solo nos vea como un desnudo animal servil. Debemos deponer la actitud de indiferencia y obstruirle el paso, decididamente, a los que precariamente permanecen en el poder y que han despojado al país en forma inmisericorde e impune.

Fortalezcamos nuestras energías, voluntades y luchas para favorecer el cambio del régimen político que nos desgobierna, para así progresar en la construcción y consolidación de una verdadera democracia. Movamos la piedra de la indiferencia que esta aplastando el corazón de Venezuela, ya que no se puede construir un país diferente con gente indiferente.

 

 

 

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