José Chachati Ata | Venezuela: Rumbo a la recuperación del Esequibo, fase XVII, entrega 168

En cercana fecha al pronunciamiento de la Corte Internacional de Justicia sobre las excepciones preliminares presentadas por el Estado venezolano ante el citado organismo jurídico, atendiendo a la demanda presentada por Guyana contra Venezuela, resulta hoy en día tedioso, tóxico y hasta engorroso el retraso obviamente manipulador y desafiante que demuestra el Tribunal Internacional de La Haya, ante una realidad que grita en un todo histórico, geográfico y jurídico, lo ineludible que inclina la balanza en favor de los venezolanos sobre la pertenencia de dicho espacio geográfico, por lo que el diferendo sobre el territorio oriental de Venezuela ubicado al oeste del río Esequibo, administrado hoy en día por la República Cooperativa de Guyana, ha sido obtenido ilegítimamente por el Reino de Gran Bretaña; sin embargo, está claro que las aristas geopolítica, diplomática y geoeconómica, han sido los factores que han prevalecido en el mencionado pronunciamiento algo retardado, recordando que el Organismo jurídico decisor, forma parte dependiente de la Organización de las Naciones Unidas, y fue precisamente su Secretario General, Antonio Guterres, quien impulsó la demanda de Guyana de manera unilateral, atendiendo exclusivamente los intereses de ese país en perjuicio del nuestro. Es obvio haberse preguntado, ¿qué razones y qué intereses impulsaron a dicho personaje, a valerse de su cargo y posición para actuar con semejante determinación, involucrando a la Corte Internacional de Justicia, en la que ha dejado poco margen de confiabilidad al atender la demanda guyanesa, dándole con ello la espalda al Acuerdo de Ginebra de 1966, y permitiendo que se sigan cometiendo irregularidades sin haberse emitido una medida cautelar?
En un evento por supuesto nada sorpresivo para todos los venezolanos, recientemente, la Comisionada del Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte para Guyana, Jane Miller, en compañía del Ministro de Territorios de Ultramar, clima y medio ambiente de ese país, Zack Goldsmith, realizaron cual acción disuasiva una visita diplomática a Guyana, siendo atendidos por el Ministro guyanés de los recursos naturales, Vickram Bharrat, y durante dos días efectuaron una visita al Territorio Esequibo, evento llevado a cabo luego de la exposición de las excepciones preliminares presentadas por Venezuela ante la Corte de la Haya, recordando que es Gran Bretaña quien debería estar al frente de las acciones emprendidas y no Guyana, porque es el primero de los países citados quien estuvo presente en la írrita y nefasta sentencia del Laudo Arbitral de París del 3 de octubre de 1899, y no el segundo, porque sencillamente no existía, hecho que se respalda más aún con la firma del Tratado firmado en 1966, en el que se admitieron los derechos de soberanía venezolana sobre la zona, y ambos países se obligaron a encontrar una solución aceptable, pacífica y satisfactoria para las partes, por lo que sin lugar a dudas, ello fue tema extraoficial abordado por las partes.
Al estar Venezuela plenamente consciente de las atrocidades ambientales realizadas arbitrariamente en el tiempo por el Gobierno de Guyana en la zona en reclamación, llama la atención que al abordarse el tema relacionado con el ámbito ecológico, el Ministro de Territorios de Ultramar, clima y medio ambiente de ese país, Zack Goldsmith, no mencionó que gran parte del territorio de selvas aún preservado en el Esequibo, no ha sido destruido ni explotado, debido al Acuerdo de Ginebra en el año 1966, en el que estableció la no explotación unilateral de la zona en disputa, hecho que con el tiempo ha ido incumpliéndose, gozando del silencio de la comunidad internacional, del propio Secretario de la Organización de las Naciones Unidas, y hasta de la Corte Internacional de Justicia desde que aceptó su rol jurídico en la demanda introducida contra Venezuela.
Adicionalmente, el citado Ministro británico, declaró asegurando que “El Gobierno del Reino Unido sigue comprometido a mantener su trayectoria como socio de desarrollo fiable y comprometido con Guyana en la navegación por esta esfera marítima en rápido desarrollo”, hecho que en mi opinión desdice mucho de la corresponsabilidad que tiene ese país con el reclamo venezolano sobre el espacio geográfico del Esequibo, firmado desde 1966, en el que prácticamente se ha lavado las manos desde ese entonces, intentando reaparecer recientemente bajo una figura política que no se corresponde con la realidad demostrada desde la firma del Acuerdo de Ginebra de 1966.
No olvidemos que ni Gran Bretaña ni Guyana, poseen sustentación legítima sobre la titularidad del territorio en reclamación, mientras que Venezuela lo tiene desde que se formó la Capitanía General de Venezuela en 1777, y que años después, en 1835, el geógrafo de origen prusiano Robert Schomburgk, en favor de los intereses británicos, falsificó el mapa del área mediante la presentación infundada de varias líneas diferentes, que le adjudicaron ilegítima y unilateralmente a Gran Bretaña el territorio en cuestión mediante la sentencia del Laudo de París, hecho señalado años después por el Abogado norteamericano Severo Mallet Prevost, quien participó con los jueces designados en representación de Venezuela durante el Tribunal de París entre 1897 y 1899.
Y volviendo al punto de inicio con respecto a la Corte Internacional de Justicia, en el que ya había señalado que resultaba hoy en día tedioso, tóxico y hasta engorroso el retraso obviamente manipulador y desafiante de dicho organismo, es necesario que los venezolanos sepamos hasta dónde el citado Tribunal Internacional está al tanto hoy en día, que el Territorio Esequibo ubicado al oeste del río Esequibo, parte del principio que su titularidad viene desde 1777, cuando era parte de la Capitanía General de Venezuela, territorio que formaba parte de España, pero que este último perdió la guerra de independencia, y por ello, el territorio pasó a formar parte de la República de Venezuela desde 1830, año de la separación de la Gran Colombia? ¿Si ello está totalmente claro, entonces en qué momento histórico, o bajo qué circunstancias ocurridas, se produjo la posesión de Gran Bretaña de dicho territorio usurpado? ¿No está claro que los jueces del Tribunal de París utilizaron el principio de la tenencia de la tierra desde que Gran Bretaña invadió parte del Territorio usurpado, y no desde la conformación de la Capitanía General de Venezuela, desconociendo con ello la verdadera titularidad aportada por Venezuela?.
Bajo estas circunstancias, ¿por qué la Corte Internacional de Justicia se mantiene aún en una posición incomprensible, absurda e ilógica, poniendo en juego su reputación e imagen internacional, al buscar justificativo alguno que debilite la justa e indiscutible posición venezolana? ¿por qué en lugar de ver que a Guyana se le estaría despojando de las tres cuartas partes del territorio, no se maneja el caso visualizando que históricamente, de manera inapropiada, irresponsable, irrespetuosa, arbitraria y antiética, se le despojó a Venezuela de la séptima parte de su territorio ganado legítimamente a España? ¿Por qué no se visualiza que entre la plataforma continental y el territorio continental despojado a Venezuela por Gran Bretaña en 1899, se le estaría quitando prácticamente el 42% del territorio nacional?
Y en materia petrolera vs. lo establecido en el Acuerdo de Ginebra de 1966, ¿por qué la Corte Internacional de Justicia continúa abiertamente “haciéndose la vista gorda”, alineada con la ilegítima posición del Secretario General de la ONU, dándole cabida a las intenciones de Guyana en cuanto a la participación de Shell, Chevron y Petrobras, en la subasta de bloques de exploración de crudo en la plataforma continental cuya superficie marítima va referida a la zona de alta mar? ¿Por qué se le permite al Gobierno de Guyana que busque apoyo durante la conferencia de energía en Houston, para la primera ronda de licitación competitiva del país, en el que al menos diez empresas petroleras han llegado para participar en la subasta de bloques de exploración de petróleo en alta mar?
Es indiscutible que la Corte Internacional de Justicia no proyecta tranquilidad ni equidad con su silencio ensordecedor, al abocarse tácitamente a la posición del Secretario General de la ONU, que desemboca abiertamente en favorecer los intereses de Guyana; sin embargo, el desarrollo económico de Guyana proyectado por algunos analistas, ha sido fraguado desde mi punto de vista, como un escenario un tanto exagerado, dado que la tendencia podría ser la señalada de continuar este desarrollo de igual forma en varios años, pero no hoy en día ni a corto plazo. En contraposición a ello, debe también entenderse que el panorama actual con PDVSA y el desarrollo en materia petrolera en Venezuela no es el indicado, hecho que coloca en un mayor atractivo la disponibilidad energética existente en el Esequibo, cuyos recursos se corresponden a un territorio despojado por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, siendo administrado ilegítimamente por Guyana con el silencio complaciente de la comunidad internacional, con actuaciones ilegítimas realizadas por la Comisión para la delimitación de la Plataforma Continental, con la participación de empresas trasnacionales conscientes de la realidad que afrontan al explorar y explotar recursos que no le pertenecen a Guyana, sino a Venezuela, y mientras tanto, te pregunto a ti Venezuela, te pregunto a ti Gobierno Nacional, te pregunto a ti Fuerza Armada del país, te pregunto a ti Estado venezolano, ¿por qué tanta pasividad y absurdo silencio ante este descaro, en el que ni siquiera los países aliados en la actualidad se han pronunciado en favor de los intereses venezolanos, mientras que sí apoyan la posición y demanda de Guyana, o extraen el petróleo que le pertenece a nuestro gentilicio nacional? ¿Qué tanto hemos logrado verdaderamente hoy en día en materia geopolítica y geoeconómica con la actuación demostrada?
Por supuesto que con lo anteriormente expresado, no pretendo en absoluto manifestar que violemos el Acuerdo de Ginebra, sino todo lo contrario, por lo que debemos apegarnos más que nunca a éste, pero lo que sí podemos hacer es en el marco de dicho Tratado, cambiar nuestra actuación y política exterior, y tendríamos mucho que hacer, porque pareciese que con este silencio actual, somos indolentes con el tema, lo cual es un claro aprovechamiento de Guyana para continuar haciendo de las suyas, y más aún, cuando la coyuntura internacional enmarcada en el conflicto actual entre Rusia y Ucrania, ha desencadenado una crisis energética, cuya respuesta en definitiva favorece a Venezuela, la tiene Venezuela, la necesita Venezuela, y debe ser atendida por Venezuela de manera inmediata, por lo que se necesita una rápida y sensible actuación con clara determinación que no quede solo en el papel, al afirmar que “el sol que brilla sobre Venezuela, nace en nuestro Estado Esequibo”.