Jorge Fernández // Patrón de conducta en RRSS

"Secreto", "Culpa", "Confesión", "Estupro" y "Suicidio" constituyen la cronología de un caso que ha causado, desde luego "Estupor" como siempre en un plano ¡Maldito! El mediático.
Como sabemos, el anonimato de una cuenta en la red de microblogging / Twitter, bajo el seudónimo de "Pía", denunció los abusos presuntamente cometidos por el connotado libretista fallecido Willy McKey, quien horas antes de acabar con su vida, colgó una nota suicida a través de su cuenta personal en la mencionada red.
A lo anterior, debemos sumar el patrón de conducta desplegado por Mckey hace días a través de su relato de los hechos, donde a sangre fría presume su culpabilidad en tres publicaciones que aún pueden visualizarse en su cuenta personal de Instagram @willymckey con más de 40 mil seguidores.
Todo pasó en tiempo récord. Incluso antes que la justicia pudiera siquiera iniciar una investigación con el debido acatamiento a principios y garantías procesales que ayudaran a esclarecer los hechos vertidos en ambas RRSS, y calmar un poco la sed de venganza y de sangre que destilan propios y extraños en un campo -como decía más arriba- ¡Maldito!
Por argumento en contrario, veo con celo en lo que se han convertido -grosso modo- quienes deberían sacar cara en la Vindicta Pública @mp.venezolano, al exacerbar el discurso alrededor de estos hechos, buscando abanderarse políticamente y disuadir la mirada de una crisis sanitaria como el Covid-19 que -desde hace 6 días- parece no importar en el seno político y social venezolano.
No es menos cierto que la revelación de los abusos cometidos y del delito de Estupro propiamente, indigna y es aborrecible, pero la justicia reducida al "Ojo por Ojo" no ayudará a erradicar tan abominable flajelo, del que parece cada vez más contagiada la sociedad.
Hace años la sociedad venezolana padece de otra pandemia silenciosa, una que arraiga el sentimiento de odio e indignación y que brota sin que puedan mediar principios vitales en un estado de derecho tales como la presunción de inocencia y la tutela judicial a través de un debido proceso reparador.
Sobra mucho que decir...