El diario plural del Zulia

¡Honor y Gloria!, por Jaime Kelly

Dice la palabra de Dios: “Que el Dios de Cristo Jesús, nuestro Señor, el padre que está en la gloria, se les manifeste dándoles espíritu de sabiduría para que lo puedan conocer. Pues está muy por encima de todo poder, autoridad, dominio y de toda otra fuerza o Gobierno, más arriba de todo lo que cuenta en este mundo y en el otro” (Efesios 1, 17 y 21).

Hermanos, “solo a Cristo: honor y gloria por los siglos de los siglos”. Solo ante él doblamos nuestras rodillas, en el cielo y en la tierra, y solo así tendremos la justicia y la paz en este mundo. Quien no reconoce a Jesús como su Señor y Salvador y coloca ídolos delante de él, es juzgado severamente por nuestro padre del cielo, pues “no hay otro nombre dado a los hombres”, ni ejemplo de vida, de entrega, amor y sacrificio por el que podamos ser salvados.

Venezuela es un pueblo que se ha dividido y dispersado como ovejas a las que les falta un pastor, y eso es por no reconocer a Jesús como su único Señor. El Señor de sus vidas, de su familia y de esta nación, el Señor de nuestra historia.

Nuestro padre creador y conservador de todo lo creado puso sus complacencias en Jesús, su único hijo amado, y a quien nos invitó a escuchar (Mateo 17,5). Jesús es la imagen del Dios que no se puede ver y para toda criatura es el primogénito porque por él fueron creadas todas las cosas (Col 1,15-16).

Hermanos, cómo olvidar a Jesús en nuestras vidas, cómo no reconocerle y muchas veces rechazarle al practicar el espiritismo, la brujería, la santería, buscando en seres ocultos de vidas desconocidas y sin pureza alguna, igualar su gracia, su poder, su providencia y bendición en nuestras vidas.

Venezuela ha sido consagrada a Jesús Eucaristía, en tiempo de grandes dificultades para el país y bajo esa “sombra refrigerante”, nuestra patria se ha renovado, refrescado en sí misma superando todo el mal que a lo largo de su historia, desde que fue consagrada a la luz de la hostia santa, pues en ella está la plenitud del amor de Dios, que quiso quedarse con nosotros como alimento para fortalecernos y como sol de justicia que trae en sus rayos la salud, la salvación.

La hostia santa es verdaderamente Jesús, el hijo de Dios, todo él en su cuerpo, en su sangre, alma y divinidad. Por eso les invito a acercarse a Jesús Eucaristía, doblar las rodillas delante de él, reconocerle como nuestro único Señor y Salvador, recibirle con una buena preparación y todo el respeto que merece como nuestro Rey y Señor. Agradecerle su inmenso amor y rogar por nuestra nación, pues la bendición para ella, es la bendición para todos y cada uno de nosotros y de nuestras familias.

Solo a Jesús el poder, el honor, la gloria, la alabanza, la acción de gracias por los siglos de los siglos. Venezuela en el santísimo sacramento del altar, y el santísimo sacramento del altar en Venezuela. Dios bendiga a Venezuela y la defienda con el manto protector y maternal de nuestra Madre María de Coromoto, amén.

 

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